Capítulo 7: El fin de semana

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Mike le ha pedido a Jack que le ayude a meter unas cajas a su auto, y el ha accedido.

Mi turno había terminado y justamente el de Hiccup también. Presiento que se ha apurado más de lo debido para salir al mismo tiempo que yo, y eso ha pasado. Me abre la puerta para que salga y le agradezco.

Solo quedaba esperar a que Mike verifique que hemos terminado y cierre el lugar.

Hacia mucho frío y comencé a arrepentirme de no haber traído una chaqueta.

—Tu siempre sin chaqueta. —Hiccup me coloca su chaqueta negra de piel por encima de mis hombros.

¿Tanto se me notaba?

Oh, huele a desodorante de hombre y a... ¿sandía? Sí, eso es...

—No es necesario. —me hago la difícil.

—No seas terca. No quiero que te enfermes.

Ahora si te preocupas, ¿verdad, imbécil?

—¿Quieres que te lleve a casa? —me pregunta y yo me abrigo bien.

¿Pero qué carajos le pasa? ¿De repente le hace ser amable conmigo? ¿Tengo puesta una máscara de payaso y no me he dado cuenta?

—No hace falta. Jack me va a llevar. —le digo y frunce el ceño.

Ugh. Otra vez se ha molestado.

—¿Frost? ¿De verdad no prefieres venir conmigo? Puedo poner la calefacción si...

—Ya la oíste. Se va a ir conmigo. —la voz de Jack me toma desprevenida.

Se pone a un lado de mi y pasa su brazo por mis hombros. Me da la impresión de que me ha alejado de Hiccup un poco.

Hiccup mira perplejo la escena y Jack suelta un bostezo forzado, de aburrimiento.

—Conoces la salida, ¿no? —le pregunta Jack.

Hiccup pasa por un lado de Jack y le lanza una mirada retadora. Jack se la devuelve, aún más fulminante. Debo incluso separarme un poco de él porque me ha dado algo de miedo.

Conozco esas miradas.

—No tenías que ser grosero. El solo quería ayudarme. —me separo de Jack.

—Sí, ayudarte a meter tu lengua en su garganta.

—Por favor, es mi ex novio. No es como si no lo hubiese hecho antes.

—Es verdad. Olvidé que ustedes dos salieron. —dice y sus ojos reflejan curiosidad.— De todos modos, no hacían una buena pareja.

¿Quién carajos lo entiende?

El camino a casa fue bastante silencioso. Decidí bajar la ventanilla para que el aire fuese lo único que se escuche, pero Jack pulsa un botón y la vuelve a subir. Todo por llevarme la contraria.

—Estás muy callada, ¿mucho trabajo? —me pregunta mientras lleva el volante.

—No tienes por qué hacerme plática. El hecho de que vivamos juntos, nos significa que por arte de magia nos llevemos bien.

Creo que aquello lo pensé en voz alta. ¿Me habré pasado?

Jack aprieta el volante, como si aquel comentario le hubiese enojado.

—Tienes razón, no tenemos que llevarnos bien pero eso no significa que tienes que mirarme a cada rato como si quisieras matarme.

—Tal vez sería mejor si en vez de quedarte callado, me digas algo de lo qué pasó esa noche.

Tentación | JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora