Emilio es un buen chico, buen amigo, buena persona, lo único diferente que tiene es que ama el color negro y le gustan demasiado las motos y los tatuajes. Un chico de una familia millonaria y prejuiciosa, muy prejuiciosa, llega a su vida y por cosas...
Joaquín se giró suavemente y sonrió, Emilio estaba en la puerta de la habitación, vistiendo sólo un pantalón de algodón azul claro y con una bandeja con el desayuno en sus manos.
- Eres el hombre más dulce del mundo, ¿Dónde quedó el chico malo?
- Bueno, contigo puedo ser dulce.
Emilio se acercó y dejó la bandeja en la mesa, ayudó a sentar a Joaquín y luego puso la bandeja sobre sus piernas, besó suavemente sus labios y le sonrió, el castaño se derritió.
- Gracias, amor.
- ¿Te sientes mejor que anoche?
- Emilio, te levantaste y me hiciste un té, me cuidaste mucho, mucho, mucho. ¿Cómo no podía sentirme mejor?
- Me alegra, pero no irás a la carrera de hoy.
- ¡¡Emiiiii!!
- No, aún estás enfermo y no quiero arriesgarte, vendré temprano, ¿Te parece?
- No, claro que no me parece, quiero ir a verte.
- Lo siento, Joaquín, pero hoy no.
Joaquín rodó los ojos y comenzó a comer.
- No te enojes, Joaco, es por tu bien.
- Mi bien es estar contigo, Emi.
- Amor... si algo te pasa ó les pasa, me muero.
- ¿Y tú qué? ¿Las carreras no son peligrosas también? Quiero estar allí y darte fuerzas y desearte suerte.
Emilio besó la frente de Joaquín.
- Lo siento, pero no.
Emilio se puso de pié, cogió una toalla y entró al baño, Joaquín gimió frustrado, pero sabía que no le haría caso, no, no, no, él no era precisamente el chico más obediente del mundo.
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Polo y Diego estaban viendo una película en la cama del castaño, éste recostado en el pecho del peligris, quién acariciaba su cabello dulcemente.
- Diego.
- Dime.
- Escapémonos.
Polo se enderezó mirando a Diego que lo observó sorprendido, creyendo no haber escuchado bien.
- ¿Cómo?
- Vámonos, antes de que mis padres vuelvan.
- ¿Y a dónde, Polo?
- A dónde sea, sé que algo planean y es algo demasiado grave cómo para que se hayan ido sin hacer nada antes.
- No podemos sólo irnos y ya, necesitamos dinero, un destino...
