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Joaquín entró a su casa, Elisabeth lo miró y abrió los ojos cómo platos, para luego ponerse de pié y acercarse a él.

- Joaquín, ¿Qué te pasó?

- Me encontré con Emilio.

- ¿Qué?

- Y me odia.

Los ojos de Joaquín se aguaron.

-Oh, Joaco, vé a ducharte y a vestirte. Le diré a Diana que te haga tu té favorito.

- ¿Dónde está Emiliano?

- Está dormido, debe estar por despertarse.

- Okey.

Joaquín subió a su habitación y se desvistió para entrar a la ducha, en ésta se dió el lujo de llorar, Emilio lo odiaba, lo miró cómo si fuera la basura más asquerosa en persona, le habló con rabia y cómo lo trató, eso había dolido...

Tenía que hablar con él, en esos años él había buscado a Emilio por todas partes, por supuesto, a escondidas de sus padres y no lo había encontrado.

Contrató personas, hizo millones de llamadas, viajó a tantas partes.

Pero siempre era en vano, nunca supo nada de Emilio, hasta ahora.

Él no pretendía ocultar la existencia de Emiliano, por supuesto que no, para eso lo había estado buscando, pero...

¿Cómo hablaría con Emilio si éste no deseaba ni verlo?

- Tienes que saber que tenemos un hijo, Emi, un hijo precioso.

- Joder

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- Joder.

Emilio cogió un florero y lo estrelló contra la pared.

- Me lo pagas después, Osorio, ahora, siéntate, te traeré una cerveza.

Emilio se sentó en el sillón de color negro y se recargó, se tapó el rostro con sus manos y gimió frustrado.

- ¡¡Maldita sea mi suerte!!

Greg volvió con 2 cervezas en sus manos y le dió una de éstas a Emilio.

- No te equivocabas cuándo decías que era un niño riquillo.

- Los Bondoni son dueños de medio Londres, Greg.

- ¿Y pensabas jamás encontrártelo?

- No ahora, ayer salimos de la cárcel y hoy me lo encuentro, ¿De verdad? Joder.

- Y ¿Qué harás? Parecía que te quería decir algo.

- Me importa tres mil hectáreas de mierda, estoy considerando irme de Londres.

- Eyy, no me abandones.

Emilio rió y negó.

- Vámonos los 2 entonces.

Prejuicios // Adaptación Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora