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- Verás, esa noche en la celda...

Emilio mordió su labio por dentro, mal comienzo Joaquín.

- Nosotros hicimos el amor.

- Al grano.

- Luego tuve que irme, para que mi papá no te mandara a la cárcel.

Emilio frunció el ceño.

- ¿Qué?

- Esa vez que yo hablé con mi papá, él me dijo que hiciera todo lo que él me dijera y así te dejaría libre. Yo acepté porque no quería que fueras a la cárcel.

Emilio rió con gracia.

- ¿De qué te ríes?

- ¿Me estás viendo la cara de idiota, Joaquín?

- ¿Porqué lo haría? EMI, te estoy diciendo la verdad, él me ha estado manejando a su antojo. Yo no quería que fueras preso, por eso le obedecí a mi papá.

- Pues, Joa-Joa, ingenuo Joaco, te aviso que tu papá te mintió. Yo sí fuí a la cárcel.

El rostro de Joaquín se volvió serio.

- ¿Qué?

- Cómo lo escuchas, salí hace 2 días.

Joaquín negó.

- Eso no es cierto, mi papá me juró que te dejaría en paz si yo accedía a ser el vicepresidente de la empresa, yo... le creí.

- Dá igual, 2 años en la cárcel me ayudaron bastante.

Los ojos de Joaquín se aguaron.

- ¿2 años? Emilio, yo no sabía nada, yo te busqué por todos lados y no te encontré.

Emilio rodó los ojos.

- Te odié tanto, a tí y a tu familia, te fuiste sin más, sin decirme nada, fuí a la cárcel y jamás supe de tí.

Joaquín volvió a negar.

- Eso no puede ser.

- Me querías decir algo, ¿No?

Joaquín asintió y recibió el otro vaso que el mesero le llevó para bebérselo por completo, Emilio rodó los ojos.

- Luego de 1 mes, más ó menos de haber tenido que viajar con mi papá, yo... yo me enteré de... uhm...

- Joaquín, no tartamudees, habla ya, me tengo que ir.

- Emi, espera, yo... dame 1 minuto. No sé cuál vaya a ser tu reacción, te busqué éstos años para decírtelo y no te encontré, contacté personas, hice llamadas, viajé para saber que sólo eran falsas alarmas. Y ahora... no sé cómo decírtelo.

Emilio, al ver a Joaquín tan afectado, decidió darle su tiempo.

- Yo, yo supe que...

Joaquín frotó su rostro y respiró mirando a los ojos a Emilio, sacó su billetera y sacó una foto de Emiliano, la apretó en su mano, cerró los ojos y se la extendió al rizado por encima de la mesa, el oji-café la recibió y la miró.

Era un bebé de aproximadamente 1 año, con rizos, cabello castaño, ojos mieles, sonriendo en brazos de Joaquín que besaba su mejilla.

- ¿Quién es?

- Mi hijo.

- Tienes un hijo, vaya, te felicito ¿Y...?

- Que también es tu hijo, Emilio, se llama Emiliano y tiene 1 año.

Prejuicios // Adaptación Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora