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- Ésto es difícil, Polo, entiéndeme.

Polo rió y se acostó quedando atrás de Cassandra, frente a Diego que intentaba, de verdad, intentaba cambiarle el pañal, pero tenía 2 manos izquierdas.

- Eres lo más tierno que he visto, Diego.

Diego hizo un puchero, de verdad, era lo más adorable del jodido mundo, con su ropa negra, tatuajes y piercing, tratando de ponerle el pañal con delicadeza a su pequeña y tierna hija.

- Ayúdame, Polo.

Polo sonrió y se puso de pié delante de Diego.

- No es difícil, papá Diego.

Diego puso las manos en la cintura de Polo y besó su mejilla.

Joaquín fué el primero en despertarse, Emilio permanecía completamente dormido a su lado

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Joaquín fué el primero en despertarse, Emilio permanecía completamente dormido a su lado. Cuándo vió a Emilio aquel día en el edificio, su mirada era fría y se notaba lleno de odio, pero ahora había recuperado un poco de su dulzura y su nobleza. Dejó un beso en la frente de Emilio y se puso de pié, se vistió con un short de color gris pegado al cuerpo, una camisa holgada de color rojo y unas pantuflas de oso. Fué al baño a hacer sus necesidades fisiológicas, lavarse los dientes, rostro y manos. Luego bajó a la cocina, buscó en los estantes todo lo que necesitaría para preparar el desayuno, teniendo que usar un banquito para bajar cosas de los estantes altos. Se encontraba batiendo unos huevos en un bol y no notó la presencia de otra persona en la cocina, hasta que sintió unas manos posarse en su cintura, dió un pequeño saltito por la impresión.

- Me asustaste.

- Buenos días.

- Buenos días, Emilio.

- ¿Cómo amaneciste?

- Muy bien, dormí cómo hace mucho no lo hacía

- Yo igual.

Emilio besó la nuca de Joaquín.

- Recuerdo que no sabías cocinar.

- Tengo un hermoso hijo con la persona que amo y algún día tendrá que comer todas éstas cosas, si devora el biberón en 1 minuto, no me imagino que hará con la alacena.

- Mhm, un hijo con la persona que amas, ¿De quién estarás hablando?

- Cuándo me creas lo sabrás.

- Te creo, Joaquín, la prueba es sólo... rutina.

- No es rutina porque no es obligatoria, pero no importa, confirmarás lo que te digo.

- Te creo, Joaco.

- No importa, de verdad, ¿Cuándo te la harás?

- Hoy.

- No, yo quiero estar allí por si Emiliano llora ó algo, y hoy... tengo que hacer... cosas.

- ¿Y tardarás todo el día?

Prejuicios // Adaptación Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora