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Uberto Bondoni le había mentido descaradamente a Joaquín, Joaquín hizo todo lo que su padre le pidió, absolutamente, dócilmente le obedeció sabiendo que así estaba protegiendo a Emilio, que seguramente estaría libre y eso era lo que importaba. Pero no fué así y él no lo sabía. Si lo hubiera sabido hubiera dejado todo para correr a buscar a Emilio y sacarlo de aquel lugar, salvar a su príncipe y vivir su historia de amor.

Emilio fué llevado a una cárcel de alta seguridad, siendo condenado a 2 años por delitos que él jamás cometió, sólo recibiendo un traje de color naranja y muchos golpes.

Emilio se había vuelto un ser altanero, agresivo, prepotente, rencoroso, todo por lo vivido en una cárcel cómo en la que había estado, aprendiendo a defenderse cuándo los demás reclusos robaban las pocas cosas que tenía, que lo golpeaban sólo por capricho, que se burlaban de él y le hacían la vida imposible. Así que en una dura lección de la vida entendió que eres el cuchillo ó eres la herida y él estaba cansado de ser la herida, así que poco a poco fué ganándose el respeto de todo el mundo, hasta que fué completamente intocable, por respeto ó por miedo y eso le complacía. Recibía cosas de los demás reclusos y robaba cuándo no tenía la suficiente paciencia cómo para pedir las cosas, entrenaba todos los días ganando musculatura y fuerza que usaba en contra de quiénes se atrevían a retarlo ó a colmar su paciencia, ó simplemente con quiénes tenían la mala suerte de encontrarse con él cuándo estaba teniendo un muy mal día.

Tenía sexo con chicos distintos cada noche, de preferencia castaños y de ojos mieles, los follaba hasta llegar a lastimarlos, pero eso no importaba.

Su corazón era de hielo, una roca que simplemente bombeaba sangre, nada más, sin sentimientos, sin sueños, nada. Todo le había sido arrebatado cuándo supo que había sido botado en ese lugar, cómo un pedazo de basura, por sus hermanos y por la persona que decía amarlo, ese chico al que llegó a amar con todas las fibras de su ser y que ahora odiaba con la misma intensidad.

Y juró que cada una de las personas causantes de su desdicha se lo iban a pagar, Uberto Bondoni, Joaquín Bondoni, Eduardo Barquín, Diego Valdez; ni siquiera escucharía explicaciones, pagarían por haberse olvidado de él.

Joaquín había viajado a Milán la misma noche en la que tuvo que dejar a Emilio en aquella celda, empacó sus pertenencias y viajó en el avión privado de la familia para encontrarse con su padre

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Joaquín había viajado a Milán la misma noche en la que tuvo que dejar a Emilio en aquella celda, empacó sus pertenencias y viajó en el avión privado de la familia para encontrarse con su padre. Uberto le prometió que Emilio sería liberado cuándo tuviera la certeza de que Joaquín no iría a buscarlo. Comenzó a aprender el manejo de la empresa, aprendió a negociar y a manejar el negocio familiar. Odiaba los números, las matemáticas, las estadísticas, odiaba esa maldita empresa con toda su alma, pero tuvo que aprender pacientemente hasta llegar a ser el vicepresidente de Cellphone Inc. UK.

Llevaba 2 años en esa labor y jamás se había sentido cómodo ó había vuelto a ser feliz, ó quizás sí, al menos un poco.

Semanas después de su encuentro con Emilio, comenzó a sentirse terriblemente mal, náuseas, mareos y desmayos, lo que lo llevó al hospital y allí se enteró de que estaba  embarazado, sonrió enormemente al escuchar aquellas palabras, sus ojos se llenaron de lágrimas y sus manos se dirigieron a su vientre, un bebé, un hijo de Emilio y de él. Desde ese momento comenzó a cuidarse mucho más, a comer muy saludable, descansar y no permitir que el estrés de la empresa lo afectara, ese bebé crecería fuerte y sano en su vientre. Y así fué, el embarazo no tuvo ninguna complicación, le hubiera encantado contarle a Emilio, pero nunca pudo contactarlo. Ni siquiera cuándo regresó a Londres, para comprar allí un edificio, Emilio estaba completamente desaparecido.

Prejuicios // Adaptación Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora