13. Heridas y reflejos

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Capítulo 13. Benjamin

4 de julio de 1916

Benjamin Fear meditó cada palabra mentalmente.

«Hamish Farewell y Eliah Turin han muerto»

Repitió esa frase para sí cientos de veces, ante la presencia del oficial que se lo había comunicado. El general retrocedió lentamente unos pasos y se apoyó en el borde de su escritorio.

─Han identificado los cuerpos ─continuó el hombre sin saber bien cómo interpretar la reacción del general─. Murieron durante el primer ataque a las trincheras alemanas, los encontraron en el campo de batalla, medio ahogados en una charca.

Esta vez esperó una respuesta del general. Después de varios minutos en silencio observando el semblante de profunda concentración de Fear, vio como éste asentía con un gesto casi imperceptible. Se dispuso a salir del despacho y dejar al general a solas, como él gustaba.

─Oficial ─llamó de repente con un torrente de voz─, es de vital importancia que traigan los cadáveres a Londres. Deberán ser inspeccionados por un equipo médico... y antes los identificaré yo mismo.

El oficial vaciló un momento al escuchar la irregularidad de aquella orden, pero decidió no oponerse.

─Sí, señor ─dijo finalmente dejando a un lado sus dudas y retirándose lo antes posible.

Nadie se atrevía a cuestionar las acciones del general Benjamin Fear. Realmente se había ganado esa incuestionable confianza que todo el mundo tenía en él.

Ya estaba hecho. Ya se había acabado. Tanto tiempo esperando ese momento y era muy diferente a como se lo había imaginado. El general intentó saborear la situación, exprimir cada detalle cómo había deseado incontables veces, pero no podía. ¿Para esto había sufrido tanto? Los esfuerzos de su vida desembocaban en ese instante. Su mente le había asegurado que se sentiría satisfecho, que por fin iba a conseguir su merecida recompensa, pero aquel era un momento vacío. Todos sus planes estaban calculados a la perfección, sin fallos, sin cabos sueltos. Hasta tal punto que cada noche su cerebro divagaba y medía la sensación de victoria que le esperaba al final del camino. Al encontrarse con algo totalmente diferente, una rabia incontrolable recorrió su cuerpo. Su mente nunca fallaba, era la única guía de la que se podía fiar, y le estaba traicionando en un momento tan importante. ¿Dónde estaba aquella emoción del triunfo? Apretó fuertemente con sus manos enguantadas el borde de la mesa. Todo había salido como él lo había planeado, y aun así no era suficiente. La emoción en su pecho por el trabajo bien hecho no era suficiente. «¡¿Por qué?!» Se preguntó. Porque el sufrimiento de aquellos hombres no había sido suficiente, no se acercaría lo más mínimo a lo que él había experimentado. Estaba completamente seguro.

«Incluso muerto, tiene que amargarme la vida. Tiene que quitarme hasta este placer.»

Se le atragantó un nudo en la garganta.

«Ya basta de lamentarse.»

Con brusquedad, se deshizo de los guantes de cuero negro, se levantó los puños de la camisa y suspendió los brazos en el aire. Diversas cicatrices envolvían las muñecas de Fear como dos atroces pulseras. Alzó su mano derecha para acercarla más a sus ojos. Las heridas cerradas eran profundas y habían adoptado un permanente color morado. El general apretó los labios en una mueca y abrió los ojos al empezar a sentir el calor en sus párpados, obligándose a sí mismo a seguir mirando.

«Está muerto» se recordó en voz alta, palabras que le tibiaron la sangre. «Yo mismo lo comprobaré. Ha pagado por todo lo que me ha hecho.»

Cerró los ojos recreándose en aquel instante. Su corazón se inundó de fuego. Volvió a sentirse vivo: el deseo de dejar atrás de una vez por todas todo el daño; la ira, eran lo que le mantenían vivo.

FAREWELL (NovelaTerminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora