34. Hamish y Eliah- FINAL

153 14 14
                                    

Capítulo 34

27 de julio de 1916

Florencia

El general Benjamin corría a toda prisa por las calles florentinas hacia el lugar en el que sus hombres les habían encontrado. Unos nervios impropios de su carácter se apoderaron de él. Sabía lo que había ordenado hacer a sus soldados cuando los encontrasen, sabía a lo que él mismo había condenado a Hamish Farewell y Eliah Turin. Era perfectamente consciente de las acusaciones contra ellos y el castigo que tenían que pagar. Y por eso mismo rezaba para que no fuera demasiado tarde.

El suelo de la Piazza della Signoria estaba surcado de cráteres.

Las estatuas de las célebres figuras de Florencia situadas a lo largo de la galería Uffizi se hundían bajo los escombros de ésta, junto a otros cientos y cientos de valiosísimas obras de arte que sucumbían al fuego de las explosiones.

La cúpula y las paredes de la Capilla de los Médici se quebraban por las bombas, mientras las esculturas de Miguel Ángel esperaban reposando en su interior, sin perder su magnificencia, a ser sepultadas.

El cielo por encima de los restos del Duomo resonaba con fiereza, sus cimientos aun rugían.

Hamish y Eliah permanecían de pie, mirando al frente, uno junto al otro. Delante de ellos, siete soldados hablaban a gritos y cargaban los rifles.

Hamish los observaba nervioso, casi sin respirar. Sabía que todo iba a acabar dentro de poco, pero no tenía miedo. Uno de los soldados se adelantó a los demás. Ambos, por instinto, se quedaron muy quietos y aguantaron el aliento. Eliah, sin embargo, temblaba incontrolablemente y escuchaba el latido de su corazón, golpeándole el pecho con fuerza. Su vista era más difusa que nunca y la sangre se dispersó desde la cabeza en un segundo, provocando un profundo mareo. Intentó apretar las manos en dos puños para aliviar la angustia, pero ni siquiera tenía fuerzas para eso. Hamish percibió lo agitado que estaba y giró la cabeza levemente hacia él. Eliah estaba pálido y parecía que iba a desmayarse en cualquier momento. Observó el temblor de su mano y recordó todos los momentos en los que Eliah le había ayudado a salir de un ataque, le había demostrado que no estaba solo, que era la única persona en el mundo que confiaba en él y luchaba por las vidas de los dos.

Hamish acercó lentamente su mano a la de Eliah y la estrechó. Al instante, éste dejó de temblar. La respiración de Eliah se calmó por un momento. Luego sus ojos ciegos se anegaron de lágrimas. No quería separarse de él. Por muy duro que hubiera sido el camino que habían recorrido juntos, deseó con todas sus fuerzas repetirlo una y otra vez, con tal de que no acabara. Hamish se conmovió al escuchar a Eliah llorar.

Sin necesidad de mirarse o decir nada, se abrazaron al mismo tiempo. No escuchaban las réplicas ni las órdenes de los soldados que les apuntaban con sus armas. Estaban solos.

Hamish lo abrazó quedando él de frente a los soldados y Eliah dándoles la espalda, mirando hacia la catedral. Ignoró los gritos de los militares exigiendo que se separaran.

─Cierra los ojos ─le dijo a Eliah cuando la voz al fin pudo salir de sus labios─, cierra los ojos, Eliah.

Éste contempló por última vez el hermoso edificio que tenía ante él y obedeció a su amigo. Cerró los ojos con fuerza.

─Cierra los ojos hasta que yo te lo diga... Y cuando los abras otra vez, estaremos juntos.

Eliah sintió un consuelo en sus palabras que nunca habría imaginado. Estrechó a Hamish entre sus brazos y agachó la cabeza. Tenía el pulso acelerado, cada nervio de su cuerpo se estremecía conforme pasaban los segundos, aun así notaba cierta calma. Su mente hizo un intento de recordar el día en el que quiso quitarse la vida, cuando todo empezó, pero no se permitió sentir tristeza ni pena, al instante tuvo la certeza de que la decisión que tomó en ese momento fue lo mejor que había hecho nunca, y aquel pensamiento se fue para dejar paso a la tranquilidad y la felicidad que le embargaban al estar junto a su amigo, vivo. Se sintió la persona más afortunada del mundo.

FAREWELL (NovelaTerminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora