5. Paciente y consejero

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Capítulo 5. Eliah

Junio de 1916

El general Benjamin Fear le había preguntado sobre la primera sesión, queriendo aparentar calma pero con evidente interés.

─No tengo ningún motivo para pensar que Hamish Farewell esté mintiendo. Los hechos que me ha contado coinciden con la información que ustedes me han proporcionado. Los síntomas, los episodios de pánico, todo corresponde a lo que denominamos como shell-shock, no hay nada que parezca ser inventado ─afirmó Eliah con seguridad, conmovido interiormente al recordar la expresión de aquel hombre al hablar de sus traumas.

«Ojalá todo el mundo pudiera ver con sus propios ojos la desesperación en la cara de Hamish Farewell. Nadie tendría valor para dudar del shell-shock.»

─Además –continuó–, a pesar de lo difícil que es abrirse a alguien desconocido en estas condiciones, en ningún momento me ha ocultado información y ha estado muy dispuesto a que yo le ayudara.

–Al señor Farewell se le ha acusado de actos violentos contra sí mismo y contra otras personas durante esos "ataques", incluso de comportamientos peligrosos que rayan la locura. ¿No tiene nada que decir al respecto como profesional?

–No. Es un hombre que necesita ayuda, nada más. No sería capaz de hacer esas cosas que se le inculpan, no hay nada de cierto en ellas –sentenció con irritación, testigo de lo cruel que podía ser la gente hasta el punto de inventar esas barbaridades con tal de hacer daño.

–¿No observó ningún indicio de esto durante el tratamiento de choque?–preguntó el general Fear haciendo caso omiso al diagnóstico del psicólogo.

Días después del primer encuentro entre Eliah y su paciente, asistió a una de las duras sesiones a las que Farewell, como otros muchos más que padecían síntomas de shell-shock, aun se sometía como forma de tratamiento esporádico. Los métodos que utilizaron allí horrorizaron tanto al psicólogo que estuvo tentado en muchas ocasiones a interrumpir la sesión a la fuerza, Por desgracia, Eliah no tenía potestad para intervenir ni desacreditar los programas aprobados por el Gobierno, así que tuvo que limitarse a ver cómo Hamish gritaba y se desmayaba de dolor una y otra vez por culpa de las continuas aplicaciones de electrochoque. Aquella experiencia terminó por generarle una profunda compasión y necesidad de ayudarle con cuanto estuviera en su mano.

–No. Esas terapias son demasiado experimentales y duras, y lo único que hacen anular los sentidos. Podrían provocar daños irreparables, aumentando por el camino el sufrimiento de los pacientes.

–La eficacia del electroshock ha sido comprobada en muchas ocasiones...

–No en el caso de Hamish Farewell. De hecho, como la integridad este hombre está a mi cargo desde que entró en el programa del shell-shock, voy a reclamar que no asista de ahora en adelante a las terapias de choque, únicamente a mis sesiones personales.

El general escuchó su informe con el rostro inexpresivo y asintió levemente, de un modo que a Eliah le pareció incluso de decepción y enfado.

─Le he citado de nuevo en unos días.

─No va a ser necesario ─respondió cortante Fear.

Eliah se quedó en silencio esperando a que el general se explicara, fulminándolo con la mirada, temiendo que hubiera decidido desmantelar su trabajo.

─Usted viajará a Calais dentro de tres semanas para presentarse en el frente francés, en Amiens. Como ya le dije, es importante que el proyecto que le hemos encomendado se realice también allí, en contacto directo con los soldados, y que nos dé información a tiempo real sobre el shell-shock ─ante la sorpresa de Eliah, el general siguió hablando, pronunciando cada palabra con claridad─. Así que en los días previos a su viaje a Amiens no tratará a más pacientes. Los profesionales que se quedan en Londres se encargarán del caso del señor Farewell.

FAREWELL (NovelaTerminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora