3. Shell-shock

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Capítulo 3. Eliah

Abril de 1916

Antes de salir de su casa, Eliah se había lavado las heridas y conseguido vendarse la mano sin que quedaran visibles manchas de sangre. Por fin se deshizo del uniforme marrón, las polainas y las botas, para cambiarlos por un traje no mucho más colorido.

El hombre que había llamado a su puerta, vestido también de uniforme militar, le esperó pacientemente en la calle y más tarde le condujo hasta el interior de un coche. Intercambió unas pocas palabras con Eliah, carentes de información, pero se hacía una idea de quienes podrían estar interesados en él y el motivo. Cuando habían llamado a su casa solicitando sus servicios, permaneció callado unos instantes, aún aturdido por los pensamientos que estaban rondando su cabeza. Pasados unos segundos, Eliah sopesó sus opciones y sin deliberar mucho, aceptó acompañar a aquel hombre. No era plenamente consciente de sus actos, ni siquiera llegaba a entender cómo había pasado de estar a las puertas del suicidio a haber accedido a las órdenes de un desconocido y encaminarse al interior de un coche, camino a un destino incierto. Simplemente se dejó guiar por sus instintos, sin hacerse preguntas, sin dudar, con los sentidos anestesiados mientras se preparaba para salir. El título de "doctor" por el que le habían llamado en aquel momento tan crítico pareció despertarle de un largo y doloroso sueño, recordándole por unos instantes su verdadera identidad, su vocación de ayudar al prójimo cuando alguien necesitaba ayuda. Mientras arrojaba el revólver al suelo, y con la cabeza algo más fría, habiendo recuperando vagamente su antiguo raciocinio, pensó que si a esas alturas no había apretado el gatillo y seguía vivo, sería por alguna razón lógica superior a él. Quizá, después de todo, aun tendría un propósito por el que vivir.

Una vez en la calle, se dirigió hacia el coche pero algo le hizo retroceder de repente. Sus ojos dispares iban a estar a la vista de todos, y sintió un profundo rechazo ante esa idea. El hombre se quedó unos instantes mirando a Eliah, paralizado en medio de la calle. Éste le devolvió la mirada y comprendió que el mundo ya había estado en su contra en más de una ocasión, así que levantó los ojos y siguió su camino con toda la seguridad que fue capaz de reunir.

El estado de ánimo de Eliah parecía haber empañado el cielo de Londres, el cual se oscurecía por momentos por encima de las nubes. También su aspecto físico parecía acompañar el aire triste de la ciudad. A pesar de haber dejado de vestir los tonos lúgubres del uniforme de soldado, también había dejado de usar otros colores en su ropa. El atuendo monocromo y oscuro contrastaba con su piel clara y el pelo castaño cobrizo. Lo único que aportaba algo de calidez a aquel rostro era su nueva mirada brillante, del mismo modo que a través de la bóveda gris de Londres se colaban unos finos rayos de sol. Permaneció en silencio todo el trayecto, inmóvil, mientras sus ojos dispares resplandecían tras las ventanillas del coche.

Una vez llegaron, Eliah esperó en el recibidor, haciéndose una vaga idea del lugar a donde le habían llevado. Después de varios minutos le condujeron por un pasillo, que recorrió con la mirada fija en el suelo. Alzó la cabeza de golpe cuando se percató de esa terrible costumbre que tenía desde el accidente. Llegó ante la puerta cerrada de un despacho y le indicaron que alguien le estaba esperando dentro. Eliah llamó con los nudillos por inercia, sin acordarse de que los tenía destrozados tras el incidente de hacía unas horas, y sintió un pinchazo al golpear la puerta. Una voz desde dentro de la habitación le hizo pasar, y entró en completo silencio.

Eliah se encontró en un gran despacho con paredes cubiertas de estanterías, repletas de cientos de libros y archivos. Un escritorio determinaba el centro de la habitación, y tras él se hallaba un hombre enfrascado en varios mapas que revisaba enre sus manos.

─Usted debe ser el señor Eliah Turin. Tengo entendido que acaba de llegar a Londres, pero como comprenderá en unos minutos, el asunto por el que se le requiere es... ─dijo el hombre mientras se levantaba y fijaba su atención en el rostro de Eliah─...de gran importancia.

FAREWELL (NovelaTerminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora