22. El punto

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Esperé hasta que Ji-Yong desapareció tras una esquina antes de hundirme en la silla de plástico duro y enterrar mi cara entre mis manos.

—Esta ruptura fue tan amistosa que fue asquerosa. ¿Eran ustedes dos tan aburridos?

Había estado a punto de llorar de verdad, pero el sonido de la voz de JiMin secó toda mi tristeza y me dejó sintiéndome nada más que cansado.

—Por favor, no comiences conmigo —advertí—. Realmente no necesito nada de tu mierda ahora mismo.

JiMin se sentó en la silla junto a mí y dejó caer su brazo alrededor de mis hombros.

—En realidad, Piernas. Creo que mi mierda es exactamente lo que necesitas en este momento.

—¡Mi nombre no es Piernas! —grité, quitando sus brazos de encima de mí. Para mi horror, eso es todo lo que necesitaron las compuertas de mis emociones para abrirse y me quebré.

Los brazos de JiMin inmediatamente llegaron a mí alrededor.

—Oye —dijo en una voz irritantemente suave—, no hagas eso. No llores por ese tipo.

—¿Qué te importa? —espeté. Pero respiré hondo y recuperé el control de mí mismo. Odiaba que JiMin viera mi debilidad—. ¿No deberías estar feliz porque rompimos?

—Estoy eufórico por ello —admitió sin una pizca de vergüenza—. Eso no quiere decir que me alegro de verte herido. Esperaba que vieras cuan equivocado era para ti y lo dejaras tú mismo.

—¿Cómo sabes que éramos los equivocados el uno para el otro?

JiMin me lanzó una mirada desafiante y preguntó:

—¿Estás negándolo?

Suspiré, derrotado.

—¡Anímate! En el lado positivo, ahora puedes pasar a alguien que es adecuado para ti.

—Oh, y supongo que te refieres a ti.

—Bien. —JiMin sonrió—. No iba a traerlo a colación, pero ya que lo mencionaste, estoy cien por ciento positivo en que tú y yo seríamos buenos el uno para el otro.

—Excepto por la parte en la que no voy a dormir contigo.

—Puedes cambiar de opinión sobre eso una vez que llegues a conocerme. No soy un idiota total, Yoon. Podría esperar hasta que tú estuvieras listo si sólo me dieras una oportunidad.

—¿Podrías esperar hasta el matrimonio? —pregunté. La pregunta era más un desafío que curiosidad real, aunque tengo que admitir que contuve la respiración esperando un sincero sí. Por supuesto, no conseguí uno.

JiMin se echó a reír, porque la idea de esperar para el matrimonio era un concepto extraño para él.

—Primero que todo —dijo—, si alguna vez tomo el paso al matrimonio, y ese es un muy grande si, no sería por años y años. Y en segundo lugar, no voy a comprometerme el resto de mi vida con alguien con quien no he dormido. ¿Y si no fuéramos compatibles de esa manera, y entonces me quedo atascado con ella o él? Tendríamos que divorciarnos en una semana.

Tomo todo lo que tenía en mí para no burlarme de él.

—¿Ves, JiMin? —dije, levantándome en mis pies—. Tú y yo nunca funcionaríamos. No digo esto para ser grosero en este momento, es sólo un hecho. Necesitas encontrar a otro chico para torturar.

—¿Torturar? —se rió JiMin—. Disfrutas de nuestros pequeños momentos igual que yo.

Un largo suspiro cansado se me escapó.

V es de Virgen [ j i m s u ]Where stories live. Discover now