12. La cita

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No vi ni oí de Tae hasta que llegué al salón de clases el lunes.

Ese no fue el período más largo sin hablarnos el uno al otro, pero habían sido los días más agitados de mi vida y al parecer los suyos también. Ninguna fuerza en el universo podría habernos encerrado en el aula esa mañana.

Una vez que terminamos peleando, por supuesto.

—¿Donde has estado? —le pregunté después de que tropezara en el aula. Cuando digo tropezara, quiero decir que literalmente tropezó con sus pies.

Lucía como si no hubiera dormido desde que me dejó en el festival.

Cuando me vio, su rostro se iluminó. Al principio no fue más que un chillido vertiginoso.

Cuando por fin pudo hablar sonó algo así como:

—¡SantamierdaYoonGinovasacreeresto!

Es una buena cosa que hable con Tae.

—Déjame hacer una conjetura salvaje —me quejé—. Saliste con JungKook después del espectáculo y te quedaste afuera toda la noche bailando en el club. Luego, pasaron toda la mañana siguiente mandándose mensajes el uno al otro hasta que finalmente colapsaron. Te despertaste unas horas más tarde, fueron a almorzar juntos donde decidiste que eran almas gemelas y que son ahora oficialmente una pareja. —Me reí cuando Tae frunció el ceño—. ¿Dejé algo fuera?

—En camino a robar todo mi trueno, Y.

—Lo siento. Pero lo merecías por no llamarme de vuelta. ¡Te llamé
y dejé mensajes como un millón de veces!

—Estaba un poco ocupado.

—Estabas ocupado —repetí— Tu mejor amigo tiene una canción escrita sobre él, es invitado por Kwon Ji-Yong, termina en las noticias de máxima audiencia, queda totalmente ridiculizado en un blog escrito por el mejor amigo de tu nuevo novio, que genera cientos de comentarios de odio de enojadas niñas fanáticas de todo el mundo y tiene tres entrevistas para iniciar su propia línea de joyería, ¿pero no puedes parar cinco segundos para contestarme?

—¡Oye! ¡Eso no es justo! Sabes lo que JungKook es... espera ¿Qué?

—Deberías haberme llamado de vuelta —espeté y luego me di la vuelta en mi silla como si fuera a prestar atención en aula por una vez.

En el momento que le di la espalda a Tae, Lee Baek estaba allí y parecía muy determinado en una especie de forma molesta.

Me pregunté que había hecho para merecer la ira de Baek esta vez, pero, sorprendentemente, no estaba ahí para ser maleducado conmigo.

Estaba ahí para desahogarse conmigo.

—Lo siento, Yoon —dijo—. Tenías tanta razón sobre JiMin.

—¡Y! —susurró Tae, empujando mi hombro—. ¡Y!

—¡Hablando! —le espeté.

Ignorar a Tae por Baek era un poco duro, pero me molestó bastante que no devolviera ni una sola de mis llamadas. Ni siquiera un texto. Sólo pisó fuera del concierto y vino esta mañana pensando que le debía toda mi atención.

—¿Qué pasó, Baek? Pensé que iban a salir el sábado.

—¡Y! —siseó Tae de nuevo, esta vez con un poco mas de actitud. Lo ignoré.

—Me plantó —dijo Baek incrédulo— ¡A mí!

Podría haberme imaginado que lo haría, considerando que estaba probablemente muy ocupado escribiendo en su blog lo mucho que apesto. Aun así, exclamé en falsa sorpresa.

V es de Virgen [ j i m s u ]Where stories live. Discover now