PRONGSLET AND THE OLYMPIAN ALLIANCE ⟶ Harry Potter [ESPAÑOL]

Chapter Ten

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—¿Túnicas de gala? —repitió Cedric la mañana siguiente, viendo a Milo caminar de un lado a otro en las Tres Escobas—. ¿Por qué Elspeth me compraría una túnica de gala?

Milo había aparecido temprano en la mañana, sorprendiéndolos a todos quienes creían que dormiría hasta tarde. Sin embargo, Rosmerta asumió que Cedric había hecho algún tipo de encantamiento para motivar a Milo a levantarse de la cama. Se suponía que ambos irían al Callejón Diagon en un viaje de último minuto para conseguir sus útiles escolares antes de que iniciara la escuela. Y aunque Cedric pensó que Milo solo estaba emocionado por el pequeño viaje, parecía ser que era porque quería compartir la información que escuchó la noche anterior.

—No sé —Milo se encogió de hombros—, no pude preguntar. No quería que mi mamá y Elspeth pensaran que estaba escuchando a escondidas.

—Milo, estabas escuchándolas a escondidas —rió Cedric.

Milo lo volteó a ver.

—Sí, ¡pero ellas no saben eso, Cedric!

Milo había esperado hasta que Rosmerta se alejara para compartir la conversación que tuvieron las dos mujeres. Desde que un Auror retirado, Ojo Loco Moody, tomaría el trabajo de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras ese año, hasta el hecho de que Elspeth le había comprado a Cedric una túnica de gala, que en ese momento estaba en la casa McGonagall, en donde sea que Minerva la haya guardado junto a la de Milo. Los chicos no tenían ni la más mínima idea de qué ocasión ameritaba el uso de las túnicas de gala, pero a Cedric no le preocupaba, a diferencia de Milo, quien reveló la paranoia que sentía sobre ese año.

Presentía que el año que se acercaba tendría más problemas que los últimos tres combinados. Cedric entendía la paranoia, considerando que cada año traía algo nuevo, pero no podía imaginar qué podría superar el hecho de que Milo haya ayudado a un hombre acusado de homicidio solo para probar la inocencia del hombre y atrapar al verdadero asesino. El único evento que podría superarlo seguramente resultaría en muerte, y Cedric rezaba para que Milo estuviera equivocado.

Levantándose de su asiento, fue hacia Milo y puso sus manos sobre sus hombros.

—Tienes que relajarte. Deja de preocuparte por el año que aún no ha iniciado. Iremos al Callejón Diagon hoy, vamos a comprar los útiles que necesitamos, y luego vamos a regresar aquí. La escuela va a iniciar pronto, tendremos un nuevo profesor al que le vamos a dar la oportunidad, y será un buen año. ¿Entendido?

—Pe...

—Dilo. Di que será un buen año.

—Pero Cedric...

—¡DILO!

—¡SERÁ UN BUEN AÑO!

Cedric sonrió y le dio una suave palmada a Milo en el rostro.