Desolación

385 39 7
                                    

¿Así es como se siente morir?

Pensé que tendríamos que pasar por una especie de jurado que te clasificaría según lo que hiciste en tu vida. Para después ir al cielo o al infierno.

Pero esto no se parece en nada a eso, más bien todo es oscuro. Pero puedo sentir que algo le esta ocurriendo a mi cuerpo. Es difícil de explicarlo, me siento más ligera, más inteligente incluso.

Que situación más rara.

_______________∆______________

A pasado un tiempo desde que estoy en las penumbras y no se cuantas horas han transcurrido.

Puede que no morí y simplemente estoy en coma en algún hospital del país. Aunque sólo es una mínima posibilidad ya que admito que mi estado al sufrir el accidente era considerablemente deplorable, por lo tanto no tengo esperanza alguna de que este en un sueño profundo.

¿Qué fue eso último que ví antes de caer aquí?

Era una persona de eso no hay duda. Pero cabello azul, ese color no es muy usual a no ser que se lo tintara. Aunque parecía tan natural, que no creo que estaba teñido.

¿Era hombre? ¿Una chica?

No tengo idea, solo pude distinguir con claridad esas hebras celestes que eran reflejadas con los rayos del sol dando un tono de color bonito y agradable.

Que calma hay aquí, tanta que me aburro. La única manera que tengo para no volverme loca es pensar y eso me llevo hasta los recuerdos de el pelinegro hermano mío, sus vestigios aún están presentes en mi memoria, tan claros como el agua. Tan latentes y lacerantes también, su muerte aún es demasiado reciente, me duele pensar en él. Me arrepiento no haberle dicho todos los días cuanto lo quería, quizás así su partida hubiera sido más llevadera.

Pero que estoy diciendo, habría sido mucho peor. Más de lo que ya lo había sido.

De repente un calor me inundó, era terrible. Recorrió todas mis venas como si fuese lava. Quemando por dentro todo a su paso, gruñi con dolor, no podía soportarlo era demasiado fuerte.

Entonces sentí un cambio y oí unos latidos bastantes claros retumbando en mis oídos.

¿Eso era mi corazón?

Acaso estaba latiendo

Estupefacta abrí mis ojos, encontrando unas extrañas formaciones rocosas y piedras de rebosantes colores brillantes, más algunas plantas que brillaban con la oscuridad de la cueva en la que reposaba.

Sin entender que sucedía mire a mi alrededor, dandome cuenta de una cosa muy importante.

Había reencarnado

______________∆_______________

Intente ponerme en pie con todas mis fuerzas, pero tambalee y caí de cara al piso, llenando algunas partes de mi cuerpo con tierra. Suspire, no sabía que era lo que estaba ocurriendo pero ya empezaba a frustrarme .

Volví a intentarlo ya que no me quedaba más remedio y estaba vez conseguí mantenerme en pie, pero mis piernas parecían gelatina de tanto que temblaban. Bueno a volver a acostumbrarse a mantener el equilibrio.

Camine con cuidado por aquellos pasillos rocosos, tanteando la roca con las palmas de mis manos. Sintiendo su aspereza y dureza con el sentido del tacto. Bien, había comprobado que mi sentido del tacto funcionaba a la perfección, junto con el de la vista.

Entonces ante mi apareció un enorme espacio vacío, pero que daba a entender que antes había algo en ese lugar y por lo que veo era gigantesco. La curiosidad fue tan fuerte que me adentre hacia dicho espacio sin importarme nada más que eso. Cuando coloque un pie dentro, una sensación reconfortante me embargo por completo.

Era algo complicado de describir, pero sentía que el ser que antes se encontraba encerrado aquí estaba dotado de mucha fuerza. Incluso note el vínculo que había formado con otra criatura, pero no sabía con cual era.

Decidí salir de allí, ya había metido mi nariz demasiado en ese agujero espacioso y enorme, por el camino pude vislumbrar varias parcelas de plantaciones con algunas plantas sembradas. Me extrañe, porque se supone que esas plantaciones daban a entender que había alguien que las cuidaba y atendía.

¿Pero donde estaba la persona que cuidaba con tanto empeño aquellas flores?

Tambaleante me acerque hacía una de las delicadas yerbas, eran frágiles no había duda sobre eso, porque cuando toque una de ellas se desintegró y sus cenizas cayeron suavemente en la tierra.

- Solo quería oler su aroma dulce - suspiré haciendo una mueca de incomodidad y arrepentimiento. Sintiendo la culpa carcomer cada fibra de mi sistema por haber tocado la flor ahora desintegrada.

Di vuelta sobre mi eje, volviendo al camino que seguía antes de ver las hermosas parcelas adornadas con esas desconocidas luces crecientes.

La cueva era grande, pero ya había recorrido la mitad de su extensión y aún así no encontré a nadie en ella.

Algo llamó mi atención y como yo soy demasiado curiosa fui hacia aquello, encontrando una máscara de un aspecto simple pero a la vez intimidante. La agarre con mis manos, admirando sus sencillos dibujos y pasando la punta de mis dedos sobre su superficie brillante.

Una nostalgia abrumadora inundó todo mi ser, pero no entendía el porque de tan repentina aparición de dicho sentimiento en mi alma. Era como si recordará a alguien con solo haber tocado el dichoso objeto.

¿Pero a quién?

Agite la cabeza efusivamente, intentado quitarme aquella tristeza. Por suerte funcionó porque deje de sentirla y prosegí a atar la máscara en mi cintura con la ayuda de los harapos que traía puesto.

Debo conseguir unas mejores ropas, así estoy casi desnuda. Dios que vergüenza.

Cuando salí de la cueva admire el cielo azul con las hermosas nubes, a mi alrededor todo era de un color verde fascinante. Como si el hombre nunca hubiera tocado parte de este territorio, tampoco parecía estar contaminado por ningún humo dañino y eso me ánimo.

Me dirigí hacia una dirección desconocida, no tenía conocimientos sobre este lugar tan hermoso. Aunque para que iba a preocuparme por ello, si de todos modos que peligros habrían por aquí.

Exacto ninguno

Así que mi guardia la mantuve en alto solo por si las moscas, seguí caminado sin rumbo alguno. Pero había un inconveniente, ese era sobre deambular por un inmenso bosque sin señales de civilización y sin ningún compañero que te alegrará el viaje, me sentía demasiado sola.

Otra Vida, Otro Nombre... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora