Desde la cuidad de los monstruos

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A lomos de Nix he recorrido con mucha más rapidez los alrededores de este gran bosque, incluso practique con ella lo que eran mis habilidades.

Lo más importante fue que me explico todos los aspectos de este mundo sin dejarse nada de lado y por fin comprendo la razón del porque no acabó conmigo, eso era que le otorgue un nombre de manera inconsciente, del cual me agradece a cada rato. Al menos se que muchos monstruos depende de él para volverse más fuertes, es decir evolucionan y con ello adquieren más habilidades, subiendo de este modo en la cadena alimenticia.

En parte también he aprendido que existen varios tipos de estos seres, todos ellos distintos a los demás y con algo que los caracteriza, como por ejemplo los goblins que son distinguidos por su piel verde opaca y poca altura, entre otros de ellos. Si me pongo a nombrarlos a todos no tendría fin.

Otro parte que aún no he podido resolver es la repentina entrada de esa dryade como así llamó la majestuosa loba a esa mujer, no se que quería y tampoco me interesa, pero su aparición solo marco un doloroso hecho. Ahora no podía descuidar mi espalda pues tenía a alguien acechando.

Dado las cosas que han sucedido anteriormente con respecto a ella, puedo decir con confianza que no puedo quitarle el ojo de encima. Aunque como haré esto si ni quiera se que puede hacer o donde esta.

Tengo que volverme más fuerte y por supuesto debo tener sumo cuidado con esa dryade.

Palmo suavemente el lomo espeso de pelo blanco, con esa sutil señal Nix sabe que debe detenerse y buscar un lugar cómodo donde descansar.

Ya llevamos juntas varias semanas o eran meses, nos hemos conocido mejor con el tiempo. Lo que puedo decir de ella es simple, su carácter es fuerte y es alguien que se ha empeñado en cuidar de mi a toda costa, todo esto solo por haberle dado un nombre.

Desmonto de ella y me acurruco contra su pelaje, es cálido, tanto que me hace recordar a alguien pero para mí mala suerte su silueta es difusa y no logro distinguirla. Cuando eso ocurre suelo tomar con delicadeza la máscara que tengo atada a mi cintura, detallando sus patrones, junto a eso aparece el indudable sentimiento de melancolía que recorre cada terminación nerviosa de mi cuerpo.

Nix a veces me pregunta que significa la preciosa máscara y el porque me pongo tan triste cuando la tomo, yo siempre le respondo lo mismo.

No lo sé  - enredo como puedo la ropas deshechas que porto sobre la máscara, sujetandola con fuerza. Temo que se me caiga cuando cabalgue en Nix

Quizás halles respuestas más adelante, no te apresures  - Comenta a través de la comunicación telepática que ambas poseemos.

Si.. quizás  - digo de manera desalentadora, con eso concluimos la conversación y nos ensarsamos en descansar para proseguir con nuestra odisea.

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Cuando despertamos volvemos a hacer la rutina que implemente desde que ella se unió a mi. Correr en busca de una civilización o aldea, pero si un mapa se nos hace imposible.

Aunque fuimos afortunadas y encontramos una pequeña aldea de goblins, todo ellos estaban asustados de nosotras por ser sumamente poderosas o eso fue lo que me dijo Nix. Así que tuvimos que marcharnos para no atormentarlos más con nuestra presencia y con la gran cantidad de magicules que despediamos al aire, pero antes de marcharnos nos contaron que había una ciudad que estaba siendo construida por monstruos.

Nos asombramos pero pusimos rumbo a ella, algo en mi interior me decía que debía ir hacía allí y le hice caso a mi instinto.

Quizás así pueda recuperar mi memoria y quien soy de verdad.

Nos tomo un mes entero poder encontrar esa ciudad, para cuando lo hicimos distinguimos entre sus calles a distintos monstruos que convivían entre ellos. Era absolutamente increíble, la arquitectura de las casas me eran familiares pero no sabía de donde.

Estábamos en un colina donde podíamos apreciar el panorama entero de aquel lugar. La brisa soplo haciendo mover mis cabellos y sonreí, pues algo muy dentro de mi alma me llamaba desde allí. Desde la cuidad de los monstruos.

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