Capitulo 36

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— Bien, este es un hechizo. — la mujer la miró. — Si no das parte de tu sangre, de tu corazón y de tu alma, este hechizo no servirá de nada.

— Daría mi vida por mi esposo, daría todo por el príncipe Mehmed. — ella asintió decidida.

La mujer asintió, yendo por una pequeña copa, en donde mezcló algunas hierbas y líquidos extraños.

— Todo hechizo requiere ciertos sacrificios sultana. — susurró la mujer. — Quiere salvar la vida del príncipe, debe ofrecer una a cambio.

— ¿Ofrecer una vida? — ella la miró con duda.

— Es un intercambio simple sultana, su príncipe vivirá, pero alguien tiene que morir en su nombre. — ella la miró, tomando su mano y cortándola, dejando caer unas gotas en la copa. — La muerte reclamará un alma sultana, usted tiene que darle una.

— ¿A que se refiere? — preguntó confundida.

— A partir de hoy caminarás sobre el fuego, desataras tormentas y seras testigo de la devastación y muerte que vendrá en el futuro. — la miró con una sonrisa. — La vida te torturará de maneras inimaginables, ¿estas dispuesta a pagar ese precio?

— Lo estoy, haré lo que sea por la vida de Mehmed. — la mujer recitó unas palabras mientras apretaba la mano de la sultana, haciendo que gotas de su sangre cayeran sobre las piedras ardiendo en fuego.

— El pacto está hecho sultana. — la mujer la miró sonriendo, entregándole un pequeño frasco con un liquido azul y un pequeño ungüento. — Debe darle de beber esto y untar el ungüento en la herida, estará bien para mañana sultana.

— Gracias mujer. — la miró a los ojos, entiendo lo que acababa de hacer.

— Le deseo suerte sultana. — la mujer la tomó nuevamente de la mano. — Le esperan días oscuros en el futuro, debe ser fuerte para afrontarlos.

Ella asintió aun confundida, saliendo de la choza, encontrándose con Cennet afuera.

Regresaron rápidamente al palacio, Hasret corrió hasta los aposentos de Mehmed, los doctores ya habían salido de ahí y estaban junto a las sultanas.

— ¿Que ha pasado? — Hasret las miró a todas, ellas lloraban. — ¿Como está Mehmed?

— No hay nada mas que hacer por el Hasret. — Şah lloró aun mas fuerte. — Los medicos dicen que morirá en algunas horas.

— No, no lo hará, Mehmed no va a morir. — Hasret las miró con determinación, entrando a los aposentos de su esposo y cerrando tras ella.

Observó su rostro palido y estuvo a punto de quebrarse, hasta que nuevamente suspiró y controló sus emociones, ella era inteligente, lo suficiente para comenzar a apartar sus emociones y concentrarse en salvar la vida de su esposo.

— Voy a salvarte amor. — acarició su mejilla, para después destapar el vendaje y colocar la cura que la bruja le había dado.

Los golpes en la puerta suplicándole abrir no cesaban, desconcentrandola por un momento, hasta que tomó un poco mas de aire y siguió con su tarea.

— Estarás bien mi príncipe. — pasó su mano por detrás de su nuca, levantando un poco su cabeza para darle de beber el extraño liquido.

— Hasret, abre la puerta, por favor, piensa en tus hijos. — escuchó la voz de Hafsa del otro lado.

— Voy a estar con el Hafsa, es mi esposo. — respondió, haciendo que los ruidos cesaran. — Es el amor de mi vida, yo soy su esposa, es mi deber estar con el, debo permanecer a su lado, dejenme hacer esto, necesito que el sepa que lo amo y que la vida sin el no me importa.

Hasret ||•Şehzade Mehmed•||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora