EXTRA I

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Harry solía decir que Louis era una persona para solo sentarse y admirar como es.

Le brindaba seguridad, estabilidad, tranquilidad, felicidad y sobre todas las cosas, mucho, pero mucho amor.

Porque Louis siempre estaba al pendiente de las necesidades de su esposo, siempre buscando satisfacer todo lo que pidiera y anhelara, yendo, viniendo, trayendo y llevando. No es que el rey fuese muy caprichoso pero el mosquetero insistía en mimarlo siempre que estaba al alcance de sus manos.

Si Harry quería un plato de fruta, Louis era el primero en correr a las cocinas a pedirle a los encargados que le hicieran un tazón entero. Si deseaba ir al pueblo, él era encargado de preparar a los caballos y poner a los mejores guardias a disposición del rizado. O en las noches, cuando las ráfagas de viento se colaban por las ventanas produciendo el frío al interior de la alcoba, le llenaba de mantas y cobijas gruesas para mitigar la baja temperatura.

El mosquetero encontró un equilibrio entre su deber y su matrimonio.

Porque también tenía que hacerse cargo de sus tropas de vigilancia y entrenar diariamente para seguir manteniendo el nivel que poseía. Krov le instruía cuando existían dudas, le explicaba con calma, lo hacía practicar hasta que obtuviera los mejores resultados. Todos sus compañeros también estaban bajo ese tipo de enseñanza: hacerlo hasta lograrlo.

Por todo ese gran esfuerzo que Louis hacía día con día, Harry ahora estaba boca abajo en su cama, en su camisón de dormir, con las sábanas de seda revueltas y el cabello desarreglado.

Sentado en el sofá a un costado, Niall yacía con la barbilla apoyada en su mano, unas hojas sobre sus piernas y la pluma con su tintero en el buró esperando ser usadas.

"¿Entonces? ¿Ya te decidiste?" Dijo el consejero, bostezando como por octava vez.

"¡No lo se Ni! Quiero que Louis se sienta bien, querido y muy amado por mi, no sé si una simple cena sea suficiente." Realizó un mohín, tallando con la mano su ojo derecho. "¿Un viaje al sur?"

"Harold, los mosqueteros no tienen tiempo para viajes de semanas, sus responsabilidades son demandantes." Se encogió de hombros, torciendo la boca.

"¡Pero Louis puede hacer lo que quiera! Estamos casados, tiene beneficios y si lo quieres ver así, bueno... tiene que obedecer a su rey." El rizado sonrió, rodando sobre su suave colchón y quedó mirando al techo. "Es como... una orden real."

Niall se quitó los lentes y apretó el puente de su nariz antes de opinar.

"Sabes perfectamente que él jamás aceptará, lo que menos quiere que piensen los demás es que se aprovecha de su relación."

"¡Pero no es aprovecharse!" Puso las manos debajo de su cabeza.

"Tal vez no, pero trata de convencerlo." Retó, con una sonrisa ladina.

El rey le volteó a ver mal, estrechando los ojos; pero tras pensarlo de nuevo, entendió que su consejero tenía toda la razón al respecto, su esposo no querría dejar a la deriva todas sus obligaciones.

"Ugh, te detesto." Infló las mejillas, fijando su vista en el dosel que caía finamente por los bordes de su cama. "¿Entonces?"

"La cena es una magnífica opción." Repitió, pasando una de sus piernas por encima de la otra.

"¿Tú y Zayn han tenido alguna cena romántica?" Inquirió, apretando sus labios.

"Uhm, no como tal... es decir, beber un poco de vino en mi alcoba con dos platos de la comida que sirvieron en el día, supongo que podría considerarse, ¿no?"

The three musketeers ⚔ || larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora