CAPÍTULO II

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En la habitación se colaban los pocos rayos del sol que las grandes cortinas permitían pasar, solo de vez en cuando estas eran abiertas totalmente, con el permiso de su superior

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En la habitación se colaban los pocos rayos del sol que las grandes cortinas permitían pasar, solo de vez en cuando estas eran abiertas totalmente, con el permiso de su superior. Y no lograba entender el por qué, el sol siempre era bonito a su gusto, siempre lo acogía en esos días de tristeza y le mostraba que la vida no era tan miserable como pensaba.

Una flor se encontraba entre sus manos, y con lentitud, arrancaba cada uno de sus pétalos. Era una especie de juego que su madre le había enseñado hace un par de años, dónde mientras quitaba pétalo por pétalo, intercalaba las frases "me quiere, no me quiere", sin embargo, el le había dado su toque a ello.

"Me quiere, me quiere aún más... me quiere, ¡me quiere aún más!" Sí, definitivamente eso podía considerarse trampa, pero el rizado era feliz haciéndolo de ese modo.

"Su majestad, ¿quién podría no quererlo?"

Una cabellera rubia se asomó desde el marco de la habitación real, era su único amigo, su consejero, y aparte, su compañía.

"Niall, te he dicho que no interrumpas cuando estoy a punto de saber mi destino en el amor." Musitó el príncipe.

"Lo sé, pero es que es imposible que obtenga una respuesta negativa." el rubio levantó una ceja.

"Bueno, quizá lo modifiqué un poco."

"Harry, ¿de verdad piensas que un día tu príncipe simplemente va a tocar a la puerta y te va a decir todo lo que quieres oír?" Niall sonrió divertido.

Para tener 21 años, Harry era un niño aún. Creía fielmente en los cuentos de hadas, en los cuentos donde el príncipe llegaba por a su doncella, se casaban y eran felices por siempre. Y es que el chico tenía una belleza poco usual, cualquier persona que lo veía, caía a sus pies. No por ser el hijo del rey, si no por ser Harry.

Poseía un par de ojos color verde esmeralda que aturdían a quién sea que estuviese frente a él, su cabello caía en rizos color chocolate hacia sus hombros, y por supuesto, había que destacar ese par de hoyuelos que se formaban en sus mejillas cada que sonreía. La forma en la que sus cejas formaban una línea cuando fruncía el ceño, según su madre, la mirada del ojiverde ponía a temblar a las personas.

"Oh, mi querido Niall, tú no sabes que en un futuro, yo estaré sentado en el salón real, a lado de mis padres, sonriendo tranquilamente, y entonces, le veré entrar." El rizado se levantó de su gran cama, y se acercó a la ventana, abriendo las cortinas un par de centímetros para observar el exterior del castillo. "Y cuando le vea, sabré que es la persona indicada, porque todo a mi alrededor se volverá color rosa, miles de mariposas volarán y escucharé una preciosa melodía en mi cabeza que me hará saber que es la persona indicada para mí."

The three musketeers ⚔ || larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora