🧸⃟Pᴇϙᴜᴇɴ̃ᴀ ᴊᴏʏᴀ ᴄᴏʟᴏʀɪᴅᴀ💎

Capítulo 9 Maldición de una estrella.

El emperador había dejado todas las partes del cuerpo en el ataúd, contrataría a alguien que pudiera unir su cuerpo para darle un entierro justo y digno, sería en secreto, ya que no quería que su amada rosa azul lo viera, no quería que sufriera más, así que dejo la cabeza de su pequeño con cuidado, se sentía culpable por la muerte de su hijo, no entendía porque se habían ido contra él, era tan solo un niño ante sus ojos, dejó el ataúd cerrado y se retiro del lugar, ya era bastante tarde así que fue a descansar, había sido un día pesado y aún más que nada doloroso, aunque no lo demostrará le había tomado mucho cariño al menor, le gustaba el hecho de ser llamado papá, y le dolía el haber perdido a otro hijo.

Benela estaba en su habitación cuando escucho un sonido un tanto extraño, el sonido de una campana, era leve y bajo, pero la había causado escalofríos, mientras tanto el primer príncipe estaba en su habitación, dudando de si hacer lo correcto, él sabía quien había secuestrado a Taisui, siempre lo supo, pero no quería hablar y sentir que traicionaba a su propia madre, pero la culpa lo carcomía por dentro, había visto que desde días atrás Rosecire no andaba bien y eso era lo que le hacía querer traicionar a su madre y hablar con la verdad, incluso mencionar lo que había ocurrido el día de la ceremonia del sol.

Al día siguiente en las calles algunos aldeanos y soldados del príncipe Efrit encontraron algunos  cadáveres de los  integrantes de los Obeliscos paganos, yacían muertos, no tenían aparentemente ninguna herida, pero si había sangre que salía de su boca.

El príncipe no se explicaba como es que pudieron haber muerto, la único opción que se le vino a la mente fue el envenenamiento, pensó que a lo mejor estos trataron de huir y fueron envenenados para evitar que hablaran o algo similar. Los cadáveres fueron recogidos por la casa Phantom para investigar, gracias a que estaban los cuerpos intactos, lograron descubrir algunas zonas en donde tenían el escaramujo ya procesado listo para repartir, era un logro de alguna manera un tanto extraña.

Pero no todo podía ir bien, cuando Jadier fue a ver el ataúd de Taisui, lo encontró vacío, no había rastro alguno del cuerpo del menor, no entendía quién podría robarse un cadáver, eso lo molesto bastante, profanar de esa manera un cuerpo le parecía un insulto enorme, se fue y mandó a traer a Nell al cual le explicó lo que había pasado. El duque tampoco entendía porque robarian un cadáver, ¿acaso querían hacer sufrir más a la familia imperial?.

Nell empezó a investigar tuvo que hablar con Jade sobre lo sucedido, este se ofreció voluntario para ayudar, Ariana aún no sabía sobre lo sucedido, y no pensaban en decirle aún, sabían que desde el día en que había llegado aquel paquete ella estaba sensible, le había afectado bastante lo de Taisui y lo entendían después de todo, para ella, él era su adoración.

La emperatriz se encontraba en la habitación del menor, miraba con detenimiento el último juguete que se le había dado, aquella isla que le había parecido tan curiosa e intrigante, no entendía el porqué su niño quería algo así, pero si el era feliz ella estaba más que de acuerdo, se arrodillo para tomar una de las piezas de la isla, notando que debajo de las hojas falsas había una masita extraña con símbolos raros, al verlos mejor recordó los símbolos de la ropa del menor.

A su mente le vino el último recuerdo que tenía del pequeño, del cómo le sonreía.

"Mamá"

La última palabra que había oído de él, soltó en llanto, el primer  príncipe que pasó cerca de la habitación oyó un llanto, entró por mera curiosidad encontrándose con Rosecire llorando, se acercó para consolarla, el verla tan devastada hizo que tomara una decisión.

—Yo se quien se llevó a Taisui... —dijo con firmeza

Rosecire—¡Por favor dime quien fue!—dijo esto mientras trataba de secar sus lágrimas

—Mi madre fue quien mandó a secuestrar a Taisui, pero no es la única involucrada, el duque Crytear también está metido en todo esto—dijo—Por favor perdóneme por no decirlo antes, lo supe todo este tiempo, pero era mi madre...

Rosecire—No te preocupes, lo importante es que ahora lo has dicho—dijo ya un poco más tranquila

El saber quien había hecho todo eso, le había traído cierta calma, el saber quien había sido el causante de todo su dolor y ahora lo único que quería era justicia para su hijo, para su pequeña estrella.

Rosecire fue junto con el primer príncipe a hablar con el emperador, el en cuanto la vio con esa mirada llena de determinación supo que ella había descubierto algo, la puerta fue cerrada y a dentro se contó lo que se tenía que contar.

Benela estaba en su habitación, apenas si se podía mover sin sentir dolor por las heridas, cuando vio entrar al duque Phantom y al emperador, ella sonrió pensando que había ido a verla, su sorpresa fue mayor cuando fue esposada y llevada a la fuerza, por más que pedía explicación alguna, nadie le dirigía la palabra, podía sentir aquella mirada de desprecio sobre ella, fue cuando vio a su propio hijo aún lado de la emperatriz que lo supo todo, había sido traicionada por su propio hijo.

Benela fue interrogada, negándose a hablar, si en algún momento había sido amada con locura por el emperador, pero ahora mismo, ni el podía perdonar sus actos, terminó confesando al final del día la verdad, estaba tan agotada que no podía seguir ni con los ojos abiertos, fue dejada en el calabozo sola y con frío, pues extrañamente esa noche era más fría de lo normal, cuando escucho una risa provenir de la oscuridad de la noche.

Rosecire quién al menos ya sabía quien había sido el responsable de la desaparición de su hijo, pudo dormir mejor después de muchos días sin poder descansar, no estaba aliviada del todo, aún tenía en su mente lo que había ocurrido con su hijo, pero ella aún no sabía lo que realmente le había pasado al menor ni de todo lo que había sufrido, cayó en un sueño profundo en donde creyó ver el cielo desde un agujero un tanto extraño.

Despertó porque creyó haber oído a Taisui hablar, volteo para todos lados, notando que estaba sola y que el sol ya había salido, le había parecido extraño aquel sueño, pero no era más que eso un sueño.

Mientras que Haun esa misma mañana recibiría una carta que podría cambiar todo.