Capitulo 10

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—Madre, verdad que siempre estaremos juntos?— mascullaba un pequeño en lo que se abrazaba juguetón al brazo derecho de su progenitora.

—...— el silencio de la mujer mencionada, se disolvió en un suspiro casi agonizante.

Cuando el pequeño elevó su mirar a ella, observó como todo ardía incansable a su alrededor y el cuerpo de su madre se quemaba frente sus ojos, hasta que aquel brazo del que alguna vez se acunó se disolvió en cenizas.

Madre....vuelve!

(...)

Una noche apacible, cubierta por la luz tenue de aquella luna llena, el joven samurai había despertado de golpe, arrugando la tela de las sábanas con sus manos, de las cuales apretó y tiro con fuerza para luego en su molestia, colocar ambas manos sobre su rostro.

—Maldición...tks..— se levantó del lugar a pasos sigilosos en lo que su vista brevemente contempló a du gemelo reposando a un lado suyo profundamente dormido. Asomándose por el pequeño balcón de aquella habitación y apoyándose en la viga de madera del mismo mientras su vista recorría cada parte de la Villa del imperio, los faroles de luz que había afuera de cada tienda, vivienda u casa de hospedaje.

Hace unos días, que habían llegado a su destino, sin embargo por recuperación del menor, había preferido quedarse en aquella casa de hospedaje, ya un médico le había revisado y además le había recomendado alguno que otros medicamentos junto con el reposo.

—Madre, pronto descansarás en paz.— susurro observando fijo el castillo del emperador el cual a pocas leguas podía divisarse.

El destino de todos los involucrados estaba por cambiar.

(...)

—El señor Hao, ya se encuentra en la Villa imperial, mañana temprano uno de nosotros debe de ir a su encuentro. Nichrome, te propongo para que seas quien tenga ese honor. — vocifero Luchist, acomodando un poco su yukata en lo que les daba las directrices a los demás reunidos en aquel lugar.

Habían llegado mucho antes, pero todo aquello y cada movimiento que daban era porque su señor ya lo había establecido así, aunque de lo último en hacer no había ni siquiera un bosquejo mencionado por lo que debían reunirse con él.

Su voluntad se había convertido propia.

—Entendido, mañana buscaré su  rastro y le escoltare hacia nosotros.— musitó y asintiendo en corto sin rechistar.

El grupo de sus seguidores era extenso, hombres y mujeres reunidos, dispuestos a pelear hasta dar la vida en nombre de su líder. Puesto que desde que le conocieron sentían que le debían la vida, él, se convirtió en aquel que les otorgó una segunda oportunidad, les salvó. Por ende ellos estaban en deuda y a disposición plena de este.

(...)

— El enemigo, no tardará en aparecerse, por lo que lo más factible es que mis dos esposas y mis hijos huyan lo más pronto posible. —  hablo el emperador a uno de los chicos que se encontraban para protegerlo. — yo peleare sin dar vuelta atrás, pero debo de asegurar mi descendencia.

Las tres de la madrugada de un martes, la luna llena resplandecía en lo alto, el egoísta gobernador de aquella provincia parecía tener sentimientos por terceros o es que solo planeaba salvaguardarlos para seguir su linaje?

El samurai de Fuego (Hao x Yoh)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora