Capitulo 12

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—Cuales son los detalles que tenemos?— replicó el aparente líder dejando su capa y sombrero de lado, en lo que tomaba una liga para sujetar su cabello, tenía harto calor. Quizás residuos de la noche anterior.

— Hay tropas en la entrada, detrás del palacio y a los alrededores, según uno de mis informantes, el emperador no evacuará a los ciudadanos solo a sus parientes. Ellos irán hacia el sur, antes que esto empiece.— musitó el mayor de cabello azabache.

—que movimiento más interesante— replicó Hao, poniéndose de pie, y estirándose un poco.

Ahora estaba más que emocionado, aquel hombre quería salvaguardar a sus seres queridos por lo que le recorrió una especie de escalofríos por el cuerpo.

—Muy bien Luchist, esto es lo que haremos. — tomo un poco de aire. — Si los guardias me esperan en la entrada del palacio, van a atacarme un máximo de unos a lo mejor cien o ciento cincuenta hombres. Tu, y ustedes irán a mi lado de frente con los soldados. Kanna, Marion y Matilde, ustedes irán tras la familia del emperador, acaben con sus protectores pero dejen vivir a su asquerosa descendencia hasta que yo terminé. Deben devolverlos al palacio. — añadió con serenidad, mientras que señalaba a uno de los que parecía ser alguien más o menos de su edad, llamándolo para que le siguiera.

Su plan era sencillo en efecto pero si no salían las cosas como estipulaba todo aquello sería más que un desastre en su contra, por lo que al estar solo con aquel, se dispuso a platicar algunas cosas como detalles certeros, entregándole algunas cosas y haciéndole prometer no decir nada cuando llegara el momento justo.

(...)

Yoh al despertar nuevamente estaba solo, las personas tenían algo con abandonarlo en algún lugar, pero más allá de aquello le dolía el cuerpo un tanto. Para colmo recordó cada escena y las palabras de "cuando yo sea emperador...", Lo que le hizo aterrizar en la situación.

Se levantó, pidió parte del permiso de la señora de la casa de hospedaje para ducharse y vestirse, saliendo en busca de sus compañeros o de su gemelo para tratar de evitar esa pelea sin sentido.

Aún no comprendía muy bien los motivos de su gemelo para empeñarse por desatar una masacre, pero creía en la corazonada de eso era una pésima decisión.
Aún era temprano, más hubo visto como algunos grupos de soldados se movilizaban a los alrededores, y como algunas personas, junto con sus cosas iban por camino contrario en huida.

Sin retroceder ni un paso siguió, su objetivo era claro, pero de no llegar a tiempo iría en busca del anciano, al final de cuentas era su misión protegerlo.

(...)

Las tropas imperiales se habían formado alrededor de la mansión del emperador, frente a ellos aquel a quien habían proclamado muerte, junto a un grupo de sus aliados, quienes no dudaron en atacar dando por iniciado el combate.
El estruendoso sonido de los gritos de parte del ejército cada que chocaban el acero de la hoja de sus espadas en contra de las del enemigo podía oírse a distancia, fue ahí cuando el público de la villa entendió aquel mensaje que aprovecho para poder salir.

—No vas a pasar de aquí, engendro! — murmuró uno de los soldados en lo que desviaba cada ataque suyo, incluso podía causarle gracia la forma tan mediocre de pelear.

Tanto Luchist, Peyote como los demás defendían el nombre de su líder, quien parecía no desistir de aquello, era un gran momento en su vida.

La adrenalina corria por su sangre irremediablemente, tanto que a pesar de la diferencia de altura y alguna fuerza de sus opoenentes no flaqueaba, parecía que se había inyectado algo de adrenalina en el cuerpo pues lograba desestimar a algunos atravesando la hoja de su espada en los cuerpos y gargantas adversas.
El campo de batalla inicial corria en un escenario de sangre por heridas a los seguidores de Hao y por los fallecidos soldados.

El samurai de Fuego (Hao x Yoh)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora