Especial: Día de las Madres.

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El segundo domingo del quinto mes del año, al pasar por la plaza como de costumbre, fue acarreada por los primos Madrigal hasta la casita mágica.

Una oleada de olores la marearon al llegar a la cocina, lugar en donde está casi toda la familia intentando cocinar. De entre todos ubicó a su prometida siendo la única vistiendo un delantal. Saluda debidamente y se acerca a la horrorosa mezcla en el recipiente en manos de Camilo y Dolores.

– ¿Qué es esto?

– Queremos celebrarle a las mamás de la casa – explica Agustín quien va entrando –, pero resulta que nadie en la casita sabe cocinar, nadie que no sea Julieta.

– ¿Cómo no van a saber cocinar? Digo, son personas con magia y todo eso, deberían saber lo básico de cocina.

– Nunca hemos necesitado hacerlo – responde Camilo con obviedad –. La tía Juli cocina, siempre está sana, siempre hay comida, mi estómago siempre está lleno; y esta vez no hay nada de ella en la alacena.

– Ustedes no tienen corazón.

Despojan a Isabela de su delantal para entregarselo a la trigueña.

Celebrarían el día de las madres en el encanto, muchas familias se preparaban para festejar debidamente y los Madrigal no eran la excepción. Rápidamente desalojaron la cocina para continuar con los preparativos en lo que Felix y Toñito entretenian a las mujeres fuera de la casa.

Daniela se quedó a tirar todo lo que habían desperdiciado y buscando lograr salvar algo del montón.

– ¿Le celebrarán a tu madre? – pregunta la muchacha floral.

– Nada grande. Yo dejé algo de comida en casa y Mariano intenta hornear un gran pastel – sonríe imaginando a su hermano frustrado por la repostería – ¿Qué planean ustedes?

– Son tres mujeres, mágicas mujeres, es difícil complacerlas. Buena comida, buena música, algo de descanso y abrazos.

– Que complacientes hijos que son – comenta buscando ingredientes en la alacena.

– Invita a tu madre para esta tarde, seguro que le encantará.

Se sonríen antes de comenzar a cocinar y que al poco tiempo se les unió Agustín, con el comentario de que su esposa lo ha salvado y satisfizo cientos de veces con comida, es hora de devolver el favor.

No fue difícil notar la nula habilidad culinaria de los Madrigal, incluso tenían un mal sazón por más que siguieran los pasos al pie de la letra. Llegó a dudar si era obra del milagro que fueran así de malos.

Dentro del menú incluye algunos jugos que los menores podrían hacer sin problemas, según ella; el resto realizó pequeñas tareas como echar las chispas de chocolate en la mezcla, batir huevos o picar fruta. Ella se encargó de hornear, temía que alguien saliera lastimado y tuvieran que recurrir a la comida de Julieta, aunque Camilo decía que no había nada.

– Cocinar es divertido, deberíamos hacerlo más seguido, ¡hasta salimos limpios! – festeja Camilo presumiendo su poncho amarillo impecable.

– Huntar las galletas con miel no te va ensuciar, niño – lo señala Daniela ensuciada de todo lo habido en la cocina: harina, condimentos, jugos, aceite y manchas ya irreconocibles.

– Al parecer tu si eres buena en la cocina – dice Dolores entre risas.

– Oh Dani, nos has ayudado mucho – Agustín engancha su brazo por los hombros de su nuera, agradecido con ella –, sube a cambiarte. Camilo y Mirabel se encargarán de llamar a los Guzmán.

Cactus | Isabela Madrigal [Versión Extendida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora