Take me back to the start [CLEXA AU]

Capítulo 30: Take me back to the start

Take me back to the start

El restaurante de Lexa estaba completo. Era un sábado movido en donde no había podido tener ni un minuto para descansar las piernas en las siete horas que llevaba en la cocina. Aunque estaba exhausta el entusiasmo y alegría la motivaban, y el arduo trabajo ayudaba a no pensar y así lograr darle descanso a una mente agobiada de recuerdos.

— ¿Está preparado el pedido para la mesa 9?

—Listo para llevar. — Exclamó Anya, mientas terminaba de limpiar un par de gotas de gazpacho salpicado en el borde del plato hondo.

—Lexa, Luna acaba de llegar con Jane. — le informó una de sus gerentes asomándose a la cocina.

—Vale, muchas gracias. — Se limpió las manos con un trapo a la par que caminaba hacia la puerta. —Me demoró unos minutos y regreso. Anya toma mi lugar por favor.

Salió de su espacio de trabajo, en donde su arte se transformaba en deliciosos platillos, y con la mirada buscó a su hija, quien apareció corriendo atravesando el restaurante apenas diviso a su madre.

—Hola preciosura mía. — Exclamó cuando de un salto Jane quedó en sus brazos.

—Hola mami. — Escondió el rostro en el hombro de su madre aferrándose con fuerza y cariño. —Hueles rico. — Lexa dejó escapar una risa tierna ante el comentario de su hija. Sabía que olía a toda clase de comidas mezclado con sudor y estaba lejos de ser un aroma agradable.

—Es que he estado preparando tu comida favorita para que cenemos tú, mamá y yo.

—¡SIIIII! —Luna sonrió al ver a su hija y ex esposa riendo en los dos segundos que demoró en llegar hasta ellas.

—Le has prometido espagueti, ¿verdad? —Gesticulando complicidad asintió y luego besó la mejilla de Jane, sintiéndose agradecida del amor que la rodeaba a pesar de todo.

Las tres se dirigieron a la mesa reservada para el personal que se encontraba lo suficientemente alejada de la multitud, para tener algo de privacidad familiar, y un descanso para Lexa.

—Iré unos minutos a la cocina, para que preparen nuestra cena y darle unas indicaciones a Anya. Me tomaré un rato para cenar con ustedes. ¿Vale?

—Ve cariño, te esperamos aquí.

Los días de Lexa se habían vuelto un tanto rutinarios y bastantes familiares. Su vida comenzaba a centrarse por completo en las largas horas que le dedicaba al restaurante y a pasar tiempo con Jane y Luna. Anhelaba que su mente sólo dedicara atención a su círculo más íntimo, para que evitar que Clarke se le colara seguido por sus pensamientos. Había instantes que le resultaba imposible anularla o quitarla de su mente, pero el esfuerzo que hacía por conseguirlo era inmenso y conseguía resultados efímeros que le daban algo de tregua para tomar aire y conseguir alivio a su dolido corazón que la extrañaba con tanta magnitud que a veces su cuerpo entero dolía por la perdida. Pensarla se volvía más torturante que el hecho de no tenerla. Pensarla la mantenía cerca y esa ilusoria cercanía la consumía. Por eso le era tan importante la familia para Lexa, porque se habían convertido en esa amortiguación de dolor que la animaba a seguir con la cabeza en alto sin que la llama de esperanza se apagara dentro de su interior.

—Esos espaguetis están en camino.

—¡Yuju! — Exclamó entusiasmada Jane, y luego continuó pintando en la mesa de al lado en la que había esparcido todos sus lápices de colores.

—He pedido los tuyos al pesto con gambas. —comentó la joven chef, sabiendo las preferencias y gustos de Luna.

—¡Oh cariño! Me conoces demasiado y nos consientes mucho más.