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(NUEVAS ACTUALIZACIONES) Capítulo 23: Inauguración parte 2

Inauguración parte 2

Unas cuantas horas antes de la inauguración del REBECCA'S RESTAURANT

—¿Puedes explicarme de que va ese rumor de que te divorciaras? — El padre de Ontari atravesó la oficina de la abogada sin impedimento y lleno de furia.

—¿De qué demonios hablas? — Respondió Ontari, tratando de mantener la postura sin dejar al descubierto la frustración y el mal humor espontaneo, por tener que atravesar lo que quería evitar. Maldijo a Hailey internamente porque sabía que había sido ella la que había hablado de más.

—Tú sabes de lo que hablo niña tonta. — Increpó Ron Carter, no permitiendo que jugaran con él.

—Lo que sea que hayas escuchado no es cierto. Así que cálmate y comienza por golpear antes de volver a entrar a mi oficina de este modo.

—Es tu última advertencia, soluciona esto o despídete de lo que hoy llamas tu oficina y de seguir llevando mi apellido. Te queda demasiado grande. — Soltó con desprecio el padre de la abogada. Y sin decir más, se fue de allí detrás de un portazo.

Ontari apretó su mandíbula y frotó su rostro con ambas manos. —¡Viejo del demonio! — maldijo con sus dientes rechinando y golpeó la mesa. Empujó la silla de su escritorio y marcó el número interno para comunicarse con Hailey.

—Ven de inmediato para mi oficina. — La pelirroja demoró dos segundos en aparecer con su mirada de póker y desentendida.

—¿Qué necesitas, cariño? — Ontari rio con sarcasmo.

—Que cerraras esa boquita que tienes. ¡MALDITA SEA! ¿en qué demonios pensabas? Quieres arruinarme, ¿verdad? ¿Es tu venganza?

—No sé de qué hablas.—Se hizo la desentendida la joven pelirroja. 

—Mi padre se ha enterado del divorcio y la única que lo sabía eras tú, maldita sea. —Recriminó ahogada en ira.

—¿Puedes dejar de maldecir? Tan solo quería ayudarte a que de una vez por todas te liberaras de la perra de tu esposa. — Se apoyó sobre el escritorio como si se sintiera poderosa y con la razón.

—Lo único que conseguirás es arruinarme. Deja de meterte en mi maldita vida.

—Y tu deja de aparecerte en mi casa para utilizarme como tu objeto sexual personalizado. — Ontari volvió a reír con sarcasmo.

—Ahora eso te molesta también. Si mal no lo recuerdo a ti te encanta ser un objeto sexual. —quiso ser cruel.

—Vete al demonio Ontari. — la pelirroja se dio media vuelta y salió de allí ofendida.

Ontari volvió a maldecir y golpear la mesa frustrada y llena de furia. Se tiró en su sillón y trató de acomodar sus ideas. Tenía que solucionar todo enseguida o se arruinaría. Aquel concepto en la abogada simbolizaba perder autoridad, perder el dominio de la empresa, y su soberbio orgullo por, sobre todo. Sin embargo, ni siquiera sabía por dónde comenzar para volver a balancear las cosas a su favor.

Respiró profundo, hizo sonar a su cuello, y acomodó prioridades. Debía solucionar el tema del divorcio. El problema radicaba en que hacía varios días que no le dirigía la palabra a Clarke y no tenía idea siquiera en donde estaba. Así que lo primero que se le ocurrió fue llamar a su oficina, porque sabía que, si llamaba a su móvil era probable que no le respondiera.

—Griffin arquitectura y construcción, buenas tardes. — escuchó Ontari del otro lado del teléfono.

—Echo, soy Ontari. ¿Clarke esta allí? — Fue directa, no estaba para vueltas.