Capítulo 18: Metas y Obstáculos

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Metas y Obstáculos.

Lexa abrió los ojos con dificultad y demoró unos segundos darse cuenta de que tenía a Clarke dormida entre sus brazos. Una sonrisa se dibujó en sus labios a la par que sus ojos hacían fuerza para no cerrarse de nuevo. Acarició la espalda de la rubia y se permitió disfrutar unos cuantos minutos de aquello. Lo sentía y lo apreciaba cómo el acto más hermoso del universo el acurrucar a aquella mujer que había dado vuelta su vida entera llenando un espacio en su alma que no sabía que poseía.

A lo largo de la vida nos apegamos y/o soltamos cosas, personas, sentimientos, para buscar "llenarnos" y así conseguir una felicidad integra e inalterable. Algo que prácticamente no existe. Y, ¿por qué no existe? Porque, sencillamente somos seres insatisfechos por excelencia y jamás podremos sentirnos completos en su totalidad y menos lograr que esa satisfacción se sostenga por el resto de nuestras vidas. La vida conlleva logros y fracasos, alegrías y tristezas, situaciones que transitamos como metas.

Vivimos creyendo que el sentimiento de estar completos es algo que se alcanza (por medio de esas metas) y que tiene como recompensa la felicidad eterna (terrenal, claramente), empero, no es más que solo una tonta idea apegada a esa indomable necesidad de estereotipar una felicidad que por momentos se vuelve utópica. Pese a esto, Lexa en aquel instante acurrucando a Clarke, estaba totalmente segura de sentirse completa y feliz. En su mente y su alma todo le confirmaba que ya no necesitaba más en su vida, sólo aquel simple y perfecto instante. Y aunque sabía que en cuestión de minutos perdería eso que la "completaba", disfrutó cada segundo que se le regaló. La felicidad son momentos que pueden dejar una sensación de satisfacción sin vacíos, pero que tarde o temprano no será suficiente y se volverá más codiciosa. Lo que hoy causa satisfacción, mañana será poco y se abandonará por algo más, es ley. Pero qué importaba aquello, cuando la suave respiración de la arquitecta y su calidez le daba tanta paz a la joven chef.

Clarke se removió y soltó un suave suspiró. Lexa supo que había despertado, sin embargo, no dijo nada. La rubia levantó la vista, encontrando los ojos verdes de la castaña enseguida. Ambas sonrieron sintiendo la misma sensación de complacencia.

—Buenos días. — susurró Lexa.

—Buenos días. — Respondió Clarke y sin dudar, estiró sus labios para besarla. Sus labios danzaron de una manera delicada y sincronizada. Ambas entregadas sin culpa y sin negación al amor que sentían.

—Dime que aún no tienes que irte. — Comentó ilusionada Lexa, entre los labios Clarke.

—Luego de un delicioso café tuyo, deberé hacerlo. — La volvió a besar como si no quisiera perder tiempo.

En un movimiento, la rubia quedó encima de Lexa, y continuó besándola con ímpetu. Las manos de la castaña se aferraron a las caderas de Clarke, y profundizó el beso.
La arquitecta se separó unos centímetros y estando muy cerca del rostro de la castaña, la miró con detenimiento.

—¿Qué has hecho conmigo? — Sonrió.

—Absolutamente nada. — Lexa se quitó culpa.

— Reconozco la locura de esto, y aun así no puedo cortarlo de raíz. Hay algo en ti que me llama, me grita y no puedo negarme. Lo intenté, pero es más fuerte.

—Me sucede algo similar y trato todo el tiempo de controlarme. Pero es muy difícil. — Respondió Lexa con el azul de los ojos de Clarke atravesando su alma.

—Será mejor que vaya a preparar el café. — le dijo luego de carraspear su garganta e intentar levantarse, no quería dejarse llevar. A pesar de todo estaba intentando poner resistencias para no volver a caer en algo que no correspondía.

Take me back to the start [CLEXA AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora