-4- Historia 3 - Ámbar/Volumen 2

6 3 0
                                    

Tras pronunciar esas palabras, Jaime levantó su pistola y apuntó a la nuca de Carlos. Tras segundos de silencio, Hugo abrió la boca.

—¿Qué cojones estás haciendo puta loca?

—Justicia.

—Vete a comerle la almeja a tu madre.

—¡Anda! Si vuelves a ser el machista, homófobo y clasista. Me hace hasta gracia... Los dos que más odian a los del colectivo LGTB, al final mira, son maricones... Si es que... Me lo tenía que haber imaginado antes. ¿Cuánto tiempo lleváis de encuentros esporádicos en el baño?

—Cállate.

—¿Dos meses?

—Cállate.

—¿Tres?

—Cállate.

—¿O todo el jodido año?

—¡Que te calles ya!—, fueron las palabras de Hugo mientras me daba una bofetada. Notaba el calor en la cara y la sangre rodear mis labios. No me puse nerviosa, sabía que estaba a punto de pasar el mejor rato de mi vida, y que nada ni nadie lo iba a joder.

—Veo mucha valentía en vuestros actos.

—La necesaria, loca de mierda.

—Jaime.

—¿Sí?

—¿Cómo quieres empezar?

—Coge la toalla sobre la que están sentados, ve al lago y sumérgela en el agua, que cale bien. Después la traes chorreando, sin escurrirla. Y ten cuidado, no dejes en ella ni una sola prueba que te incrimine. Llévala solo de una mano tanto en la ida como en la vuelta, y cuanto más lejos esté de tu cuerpo mejor.

Hice sin preguntar lo que Jaime me ordenó. Era él quien sabía como hacerlo todo, y yo no era quien para desobedecerle. Me fijé en la toalla, era azul y negra con líneas blancas perpendiculares. Observé también lo que había escrito en una esquina. "Para mi hermano favorito". No sabía que una de las personas que me estaba jodiendo la autoestima, la confianza en mí misma, la capacidad de socializar y mi forma de ser, tenía hermano. No sabía que una de las personas que me estaba jodiendo algo profundamente mío, algo a lo que llamamos vida, tenía hermano. Francamente, me daba exactamente igual, mi objetivo iba a ser siempre el mismo pasara lo que pasara. Tenía claro que, si dejaba de estar al pie del cañón, era por que estaría muerta.

Llevaba la toalla cogida en la mano derecha, me agaché a extenderla y vi como se hundía cada vez más. De no ser por estar sujetándola con la punta de mis dedos se habría desvanecido en la profundidad del embalse. El agua fría refrescaba mis pies cuando atravesaba la tela de mis calcetines. Vi mi rostro en el reflejo del lago, yo ya ni la notaba., no notaba la sonrisa que llevaba, y que por alguna razón no se iba. Estaba apunto de matar, me había dejado violar para ello, y yo llevaba una sonrisa. Una característica de rasgos psicopáticos. Tras quince segundos dentro del agua, saqué la toalla. La llevé al lugar donde estaba Jaime con Carlos y Hugo, y no pude evitar soltar una serie de carcajadas al ver lo que vi. Atados, el uno al otro, juntos, y desnudos. Los calzoncillos, era toda la ropa que llevaban puesta en ese momento. Mientras me reía, me dirigieron miradas de odio, rabia e ira. Acabé en el suelo después de que mi abdomen se contrajera repetidas veces. Jaime, me miraba desde atrás, también risueño.

—Aquí esta, mojadita.

—Ahora se la pones a los dos por encima, vamos a hacerles pasar un poco de hipotermia. Además, no hemos elegido mala fecha para la ocasión. Según el señor del tiempo, una masa de aire frío recorrerá la península esta semana, así que chicos, disfrutad lo que se siente al tener el cuerpo fresquito. Yo os recomiendo que os relajéis y que os calméis, pensar en cualquier cosa va a hacer que parezca más largo.

Philippe Y Noah - Desquiciados 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora