Apenas se corrió la voz cientos de camionetas con payasos en su interior comenzaron una masacre en las calles.
Gente inocente fue atacada, los disparos se escucharon por los cielos esa noche y Batman ya estaba en camino persiguiendo varios de estos equipos.
El vehículo en el que iba tenia un propulsor similar al de un cohete, con este podía impulsarse con velocidad y emboscar a los rufianes con mayor facilidad quienes se dirigían hacia la costa.
A su derecha iba una motociclista, haciendo maniobras para esquivar a los payasos armados que los perseguían, disparando bengalas de la parte trasera de su moto que cegaban a los conductores permitiéndoles estrellarse y quedar fuera de combate.
Jason miró desde lo lejos como arrinconaban los distintos conductores al Batmobile, destruyendo todo a su paso: las llantas de los payasos tenían púas y eran más grandes que las de un tractor.
Jason vio como el hombre que lo crío estaba en peligro, no lo pensó dos veces antes de lanzarse en su motocicleta para perseguir la oleada de enfermos que acribillaban la carcasa gruesa del auto.
Jason llegó en menos de un minuto, desviando uno de los vehículos antes de que un payaso disparase un cañón a la motocicleta que seguía a Batman.
Su acompañante se quitó el casco, mostrando su cabellera rubia, un antifaz amarillo y la adrenalina al tope en su expresión. La chica saludó a Red Hood mientras este le hacia señas para dividirse, Jason con una mano condujo y con la otra disparó a varios payasos armados
El fuego cruzado y los daños al vehículo trabaron la eyección de Batman, por lo que decidió acelerar para frenar un poco a sus atacantes.
Uno de estos se trepó al parabrisas y comenzó a golpear la carcasa gruesa de vidrio con la parte trasera de su arma. Batman frenó de golpe y lanzó al payaso directamente al océano.
Red Hood y la chica dispararon un cable de la base de su moto al costado de una de las camionetas.
Al frenar los motociclistas se desviaron entre los callejones y al volcarse detuvieron seis camionetas que les seguían el paso. Jason alcanzó las ultimas dos que se pusieron de lado del Batmobile y terminaron por desviarlo de la carretera, provocando que cayera hacia la costa y se estrellase con un par de rocas.
La chica se detuvo y bajó hacia el vehículo mientras Jason alcanzó a los payasos.
Desde su motocicleta les disparó a los tiradores, se acercó a las llantas y clavó una navaja de titanio en la llanta delantera de uno, al otro le arrojó un explosivo en gel tras matar al conductor.
La camioneta se desvió y explotó apenas tocó la costa.Al volver con la chica, vio a su mentor herido siendo cargado torpemente por ella. La chica vestía el uniforme rojo con amarillo y verde, el símbolo de Robin en su pecho y la lealtad con la que apoyaba a Batman reflejaron un recuerdo en Jason.
Una noche antes de ser asesinado, tomando la mano de Batman para sacarlo con fuerza, recordaba la expresión de su mentor y además la desesperación de ser tan débil como para sacarlo a tiempo...
Tras quedar en silencio, ayudó a la chica para recogerlo. Batman se encontraba inconsciente así que no sintió como Red Hood lo cargó en su espalda.
Robin lo ayudó a sentarlo en su motocicleta, ella se encontraba muy preocupada, checando los signos vitales de Batman al mismo tiempo que Red Hood lo ataba de las piernas al asiento.
– Tranquila, es demasiado terco para morir.
– Tu eres el anterior, eres Jay ¿No? – Cuestionó la chica un tanto avergonzada sin dejar de revisar a Batman.
– Llámame Jason. ¿Eres la nueva Robin?
– Si, Stephanie Brown para servirle a usted y a dios – La chica estiró su mano y Jason la tomó amablemente. Vio en la expresión de esa niña algo familiar, el sonido tan estruendoso de una infancia lejana, la energía y la sonrisa pícara en ella le reconfortaron, definitivamente el espíritu de Robin yace en cada pequeño optimista.
Ambos condujeron hacia un túnel cerca de ahí.
La oscuridad no los distrajo, el viejo los había acostumbrado a vivir entre las sombras.
De todos modos Jason tenía visión nocturna en su casco.
Los tres rápido llegaron a una cueva peculiar, con alta tecnología en su interior, radares, computadores, un garaje lleno de vehículos variados, desde una bicicleta hasta un jet: la peculiaridad más grande literalmente hablando se trataba de un dinosaurio gigante, un naipe del comodín de tamaño semejante y un centavo de tamaño considerablemente igual. Jason a menudo bromeaba sobre si no se trataba de algún complejo tener esas cosas gigantes en la cueva.
Jason llevó rápido a Batman a una camilla, de inmediato apareció un anciano poniéndose guantes de plástico mientras que Robin empujaba una mesa con utensilios varios y maquinas que iban desde un desfibrilador hasta un galón de adrenalina.
–Es un gusto verlo amo Todd ¿Sería tan amable de darme las tijeras a su derecha? – Jason obedeció de inmediato respondiendo que también estaba feliz de verlo.
Alfred Pennyworth, un anciano con clase etiqueta y un acento inglés demasiado marcado, su lealtad hacia Batman rivalizaba a la de Robin.
Él cortó el traje ajustado de Batman, retiró las placas que estaban aplastando su pecho, colocó una mascarilla para que pudiese respirar tras quitarle la máscara.
Bruce Wayne, el millonario que arriesga su vida desde hacia casi veinte años demostraba gran frialdad incluso estando en peligro de muerte.
Alfred acomodó su hombro dislocado en un movimiento y Robin vendó una herida en su dedo anular izquierdo.
Jason dijo que se haría cargo de lo que sea que esté sucediendo en la ciudad, que dejen descansar a Bruce al menos una vez.
Tanto Alfred como Stephanie detuvieron sus actividades para mirar a Jason fijamente, este levantó ambos pulgares y se dirigió hacia su motocicleta antes de que Bruce tomase su mano débilmente.
–Por favor... no muertos... – Exclamó mientras intentaba quitarse la mascarilla de oxigeno en un tono molesto, casi rogando.
Jason sacó una de sus armas y del cartucho retiró sus balas, una de ellas se la dio a Bruce tras aplastarla con facilidad con los dedos.
–Balas de goma anciano, un viejo truco para hacerte enojar.
Bruce cerró los ojos al ver la palanca que cargaba y se quedó dormido. Se despidió de Alfred y Robin y al bajar las escaleras se topó con una vitrina especial.
Esta se encontraba en un rincón de la cueva, alumbrado por una linterna en el interior de esta sobre la parte más alta.
El uniforme de Robin que alguna vez portó, al cual solo pudo visualizar a través del cascarón rojo que recubre su rostro, debajo de este mantenía una media sonrisa cargada con pena y un zumbido en su pecho, inusual en cierto modo.
Tras toser un poco se encaminó fuera de la cueva directo a la noche más larga de su vida.
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Red Hood: Kill The Clown!
FanficLa moneda ha sido lanzada. Una recompensa enorme por la cabeza del príncipe payaso del crimen llama la atención de los mayores mercenarios de toda Gotham, incluyendo a Jason Todd, quien ve una oportunidad única en para cobrar venganza.