Frenesí

50 5 5
                                    

Jason se adentró en los baldíos manejando su motocicleta y llamando la atención de todos en el lugar.
Su presencia alteró a varios vagabundos que se escondieron entre las sombras.
Los baldíos eran conocidos por ser un centro turístico fallido de alta gama, su construcción inicio el día que asesinaron a los Wayne en un callejón, la obra siguió un tiempo, pero su curso se detuvo y nunca fue retomada.
Es uno de esos proyectos fallidos que intentaban hacer a la ciudad un poco más parecida a Metropolis por ese ámbito de modernidad y estilo.
Gotham está llena de edificios antiguos, muchos con más historia que muchas familias de alta gama. Las gárgolas y trincheras semejantes a búhos y murciélagos se hacen presentes al igual que acabados en los pilares de sus edificios más grandes. Si en Gotham filmaran películas seguro sería el lugar perfecto para una reinterpretación de Drácula, solo que esta vez el conde debería ser reemplazado por un matón que imita a Batman.
Red Hood sabia de Mitchell, su conocimiento de la ciudad era casi completo. Dicen que visitó cada edificio, memorizó las entradas y salidas de cada lugar, conoce a la perfección donde hay parquímetros y donde hay semáforos. También dicen que conoce los lugares de escondite de muchos de los más grandes criminales de la ciudad, siendo una especie de guía para la policía los días que lo llegan a encontrar.
Red Hood escuchó que residía en los baldíos, que su ultimo atraco en un banco lo llevó ahí tras perder el tiempo resbalando con sus propios condimentos antes de escapar a tiempo, siendo abandonado a su suerte por sus propios secuaces.

Al ingresar a un edificio que fungía como apartamentos de alta gala, Red Hood sintió un fuerte aroma a pólvora: el olor lo guio a uno de los últimos pisos, donde vio a una mujer de cabello plateado con uniforme arrastrar el cuerpo de Vigilante a través de un pasillo con ayuda de Mitchell directo a una salida de emergencia.
Los tres se miraron fijamente mientras acercaban su mano a sus armas.
En un parpadeo Rose desenfundó y disparó a Red Hood, este hizo lo mismo y de una forma poco usual las balas chocaron para posteriormente ser embarradas con mayonesa.
Red Hood se ocultó detrás de un muro mientras Rose vaciaba su arma para darle tiempo a Mitchell de escapar.
Rose cerró la puerta y salió rumbo al callejón con Mitchell cargando a Vigilante bajando por las escaleras oxidadas del exterior.
Red Hood de una patada abrió la puerta y entre las sombras sorprendió a Rose, defendiéndose con sus guantes eléctricos.
Rose desenfundó ambas espadas y atacó a Red Hood de forma repetida, el esquivaba las estocadas o de plano las detenía con las púas que sobresalían al costado de sus brazos.
En un ataque cruzado, Rose acorraló a Red Hood en un muro, este en un movimiento puso a Rose contra la pared, amenazándola con su arma.
Al cruzar miradas, Rose respiraba excesivamente por falta de aliento y Jason debajo de ese casco no dejaba de ver sus labios.
Sin previo aviso, un globo con cátchup nubló la vista de Jason y Rose aprovechó para electrocutarlo con su propio guante.
Red Hood cayó derrotado y Rose lo miró abatido, pensando en matarlo por instantes.
Terminó por subirlo a la cajuela junto con Vigilante, ambos atados y desprendidos de sus armas.

La payasa entraba al juego.
Años de dependencia hacia el sujeto de traje purpura y planes pintorescos amargaron su espíritu.
Harley Quinn observaba el Batmobile en llamas mientras sus payasos no encontraban rastro alguno del cuerpo de Batman.
–Jefa, aquí no hay nada, debió irse... – Harley arrojó un paquete de salchichas al sujeto antes de que este terminara de hablar.
–Entonces haz algo útil y calienta eso, ese fuego debe ser usado para algo bueno.
Harley alimentó a sus aliados mientras observaba un mapa enorme.
Mientras comía, sus pensamientos intentaban estar centrados en su objetivo, principalmente si le pagarían por ello.
–Chicos ¿Alguna idea de donde podría estar? – Preguntó Harley con la boca llena.
Sus acompañantes quedaron en silencio absoluto, habían supuesto que ella sabría en donde estaría.
Su grupo no era grande, constituía de por lo menos diez hombres y mujeres con disfraces de payaso diferentes a los de Joker. Mientras que los del payaso tenían tonalidades verdes, los de Harley vestían un acabado rojo y negro, esto más añadidos personalizados de cada uno.
–Señorita Quinn, pensamos que usted lo sabría – Dijo una chica al fondo de su camioneta, un vehículo demasiado parecido a la de Misterio a la Orden.
–Oh claro, soy una acosadora que sabe dónde está su ex toxico 24/7, eso sería muy maduro de mi parte.
–Lo siento, no quise insinuar eso.
–De echo si lo sé, solo que no con exactitud. El señor J tenía muchos lugares secretos donde esconderse, pero su favorito era una bodega oculta detrás de ACE Chemicals, sería bueno ver por ahí.
Su paso se vio detenido cuando en medio de la carretera se encontraba un sujeto extraño que hizo frenar al conductor, Fred.
Fred pitó un par de veces, pero el hombre se mantenía observando la camioneta y a quienes estaban dentro.
–¿Será un fantasma? – Preguntó un chico con cabello largo en la parte trasera.
–No, debe ser un loco, grítale que se detenga o le vamos a lanzar pasteles con ácido – Dijo Harley sin dejar de ver el mapa – Parece que hay una juguetería de la marca Little Sisters en Park Row, hay que ir.
–Oye, si no te quitas te vamos a lanzar pasteles de ácido, ¿oíste? – Exclamó Fred al sacar la cabeza de la ventana, el hombre de la carretera disparó al espejo asustando a Fred. –Creo que no es un fantasma... – Dijo asustado.
–¿Cómo no va a ser un fantasma Fr...? Atropéllalo... ¡Atropéllalo te digo! – Gritó Harley al ver el casco del sujeto, una carcasa sin marcas color azul y lo que parecía ser la mandíbula de un cráneo en la parte inferior.
Fred intentó golpearlo con el auto, pero el hombre logró esquivarlo haciéndose a un lado para subir a su motocicleta.
Fred aceleró mientras Harley y sus payasos se preparaban con armas.
–¿Ese quién es? – Preguntó uno de sus payasos.
–Un Manu Murdock disfrazado... – Respondió Harley con desespero en su tono.
–¿Un qué? – Preguntó Fred todavía más asustado.
–¡Ah no sé, se llama Bloodsport, es racista!

Red Hood: Kill The Clown!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora