¿Qué valor le darías a tu educación si supieras que es un privilegio que no todos pueden costear?
Imagina una burbuja dorada donde la perfección no es una opción, sino una exigencia. Dentro de ella vive Andy, en la escuela "Excelencia González", donde cada logro es una demostración de poder y cada estudiante una pieza en el ajedrez de la élite. Para él, la educación nunca fue una preocupación, sino una simple formalidad. Pero pronto descubriría que el dinero no lo compra todo.
El primer día de clases, mientras sus compañeros compartían historias de voluntariados y viajes de autodescubrimiento, Andy se limitó a hablar de sí mismo, como siempre. Su historia no era de sacrificios ni de superación; era una lista de logros insignificantes para el mundo, pero de gran importancia para él. Con orgullo mencionó su anterior escuela, donde siempre fue el mejor, y luego se detuvo para presumir sobre el nuevo yate de su familia, con tapicería italiana "simplemente divina". Nadie pareció impresionado. No le importó. La competencia no estaba aquí, ni en su escuela anterior, ni en ningún lugar.
Más tarde, en una actividad grupal, Andy simplemente escribió su nombre al final del trabajo y delegó el resto. "Esa tarea es demasiado básica para mí", dijo sin inmutarse. "Tengo cosas más importantes que hacer". Para él, el esfuerzo de los demás era irrelevante. Eran piezas de un tablero donde él, el rey, no necesitaba moverse.
Pero cuando la arrogancia de Andy comenzó a rozar los límites, algo dentro de él empezó a agitarse. A medida que pasaban las semanas, la presión de la perfección empezó a pesarle. Descubrió que en "Excelencia González" la competencia no era solo académica; era una lucha constante por el poder, la supremacía social y el dominio de la jerarquía. Y en un lugar donde todo dependía de las conexiones y las apariencias, Andy notó que, quizás, no todo estaba bajo su control.
Un día, tras una discusión en clase sobre ética, la tensión colmó el aire. Al salir al pasillo, una joven visiblemente molesta lanzó un papel al rostro de un compañero.—¡Estoy harta de ti! ¡Te odio! —gritó, fulminándolo con la mirada. Para ella, él era la persona más inservible de toda la escuela.
Tras el incidente, se marchó con el enojo ardiendo en su interior. "¿Cómo era posible que este templo de la excelencia estuviera plagado de ineptos?", se preguntó. Pero su frustración se disipó por un instante al ver la actualización de calificaciones en la pizarra digital. Ahí estaba él, su amor, en el top 10 de notas generales. Por primera vez, se sintió orgullosa de él.
Mientras tanto, Andy también contemplaba la misma pizarra. Alcanzar la cima no era solo cuestión de esfuerzo; era una guerra de estrategias en la que estaba dispuesto a desafiar a quien hiciera falta, incluido él mismo. Pero al ver los nombres en los primeros puestos, sintió un nudo en el estómago. Por primera vez, el suelo se le escapaba bajo los pies.
Su mundo estaba basado en una mentira: creer que el dinero y la posición lo colocaban por encima de los demás donde todos eran sus iguales. Ahora, se daba cuenta de que había algo que ni la fortuna ni el poder podían comprar: la verdadera excelencia.
Con una sonrisa forzada, Andy giró sobre sus talones. "Esto no ha hecho más que comenzar", se dijo. "No voy a permitir que esto me derrote". Pero en lo más profundo de su ser, sabía que no se trataba de ser el mejor en el papel, sino de enfrentarse a una guerra que ni siquiera imaginaba. Una guerra donde el precio de la perfección era más alto de lo que estaba dispuesto a pagar.Y lo peor de todo, había quienes estaban observando, esperando a que cometiera su primer error.
La ed
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Colegio de ricos, seguramente no te lo puedes permitir
Teen Fiction¿Por qué una persona inscribiría a sus hijos en una academia de solo estudiantes adinerados? No, no es por los contactos. En la Escuela de Excelencia Gonzáles, especializada en llevar tus habilidades y destrezas al máximo nivel. Durante 25 años, han...