La estrella.

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Fui un navegante solitario, un marinero sin puerto, en un barco a la deriva, el cual iba directo contra un iceberg. Podía oír a su capitán gritar desde su camarote que ya se apartaría el hielo, que nosotros no éramos quienes debíamos cambiar el rumbo, sino que era el hielo quién debía apartarse.

Un día cuando menos lo esperaba mi capitán falló, y me dejó solo a la deriva, pero aquella gente que un día tuvo la fuerza y el valor de gritar que ni Barça ni Madrid supo ser mi timón de ayuda y rescatarme de lo que parecía un desastre más que anunciado.

Paso el tiempo entre calma y sin muchas novedades, no tenía un calendario en el que fijarme, ni una agenda con cosas que hacer o algo así. Pero cuando me quise dar cuenta había encontrado una estrella, la cual parecía guiarme hacia aquel mágico lugar del que me habían sacado.

Y aunque no sabía que iba a pasar, si algo estaba claro es que no iba a ser fácil, porque yo era el Real Oviedo, y para mí nunca nada había sigo fácil.

Una historia de verdaderos héroes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora