1 de Junio de 2015, Oviedo, Asturias, tras una vuelta inimaginable...
Hola. Ya estoy aquí. Perdón por el retraso, ¿Me he perdido algo importante?. Estaba ocupándome de unos asuntos personales que me han llevado más de la cuenta. Pero lo importante es que ya estoy aquí. Otra vez. Y en esta ocasión va a ser difícil que abandone este sitio. Se está tan a gustito. Muchos verán mi vuelta con cierto recelo, algunos con temor. Tienen razones para pensarlo. No quiero que suene a amenaza, no quiero ser incómodo ahora que he vuelto, pero advierto que los que quieran derribarme lo van a tener muy difícil esta vez. Vengo con armadura, casco y balas de plata. Vuelvo más vivo que nunca.
Te preguntarás que dónde he estado todo este tiempo. Han pasado ya 12 años desde la última vez que pisaba estos lares. Pues, resumiendo las cosas diremos que he estado reformando mi identidad. ¿Has visto Batman Begins?. Cuando el tipo se va un país asiático perdido a aprender técnicas de artes marciales. Algo así, algo así. Un Bruce Wayne preparado para todo. Otros son de Superman, nacen con el privilegio de los poderes. En Oviedo somos más de los héroes que se han hecho a sí mismos. Por eso cualquier problema puede ser un tropiezo; por eso no existe kriptonita que nos aniquile por completo.
Obstáculo tras obstáculo. He tenido que superar algunos que parecían insalvables para regresar. No quiero aburrirte con mi historia pero resumiendo las cosas podríamos decir que en estos 12 años he derrotado a un Alcalde que con un par de gotitas de mi sangre quiso clonarme, pero el muy estúpido no se dio cuenta que el alma no se puede duplicar. He tenido que lidiar con un presidente que, antes de escapar a Iberoamérica, dirigía constantemente la nave contra el Iceberg. "Ya se apartará ese hielo, ya se apartará", se le oía decir en su despacho. Me he recuperado de crisis, batacazos, goleadas y partidos en el fango que en realidad eran arenas movedizas. Todavía se ven las marcas del barro en las botas y cicatrices en las piernas.
Me he perdido algunas cosas importantes lo sé. Algunos se han dedicado a pasear su nombre por Europa. Otros han gastado millones y millones en fichajes extraordinarios. También en Bale. Han ayudado a formar la mejor selección española de la historia. Estaba a lo mío pero algo me han contado de un tal Iniesta. Lo que más me duele es que en mi lucha personal me he perdido la mejor generación de futbolistas que he tenido nunca. Algunos se han aprovechado de ellos. Pero, ¿sabes una cosa? En cada remate de Michu, asistencia de Mata, recorte de Cazorla y gol de Adrián había algo mío. En cada celebración de ellos había, aunque fuera un décima de segundo, un recuerdo a El Requexón.
Tuvo que ser el Carranza, y he vuelto con los míos. Con Cervero como nueve, con Esteban como emblema. Con una eliminatoria en Cádiz durísima. Con todo en contra, con el alma a favor. Con el destino devolviéndome una mínima parte de lo que me debía. Da igual, a estas alturas no soy rencoroso.
Pero en el Carranza demostré que estoy más vivo que nunca. Y eso que no iba para allí con un gran resultado, pero dio igual. Después de todo lo vivido desde 2003, ¿crees que me iba a preocupar por tener que marcar un simple gol?. Todo marchaba según lo previsto aunque el Cádiz no lo supiera. Era parte del plan.
Salí a jugar y pronto me di cuenta de que era mi partido. Generelo, que ha dado este año más largos en la piscina que pases, reveló que guarda un potente imán en algún lugar oculto dentro de las botas. Todos los balones iban a él. Y estaban Vila y David Fernández, dos colosos, dos centrales que para dar una patada lo hacen con una exquisita educación. Linares recuperó el duende y Valle los explosivos. Susaeta se reservó para el balón parado, su lugar de intimidad. Ahí dónde se siente más seguro.
Los dos de casa, y por supuesto tenía a Esteban, el guardameta, el capitán, el icono. Feliz como un niño. Encantando en un ambiente hostil. Con una sonrisa burlona a cada insulto. Como lanzar besos contra las balas. Al tío le va la marcha. Cuando dejó Almería seguro que pensó en una tarde como la de ayer .Tenía que acabar así. Estaba en el guión mental de todos.
Quizás faltó algo de cerverismo, para no olvidar de dónde venimos, pero ya hubo dosis importantes en la ida. Aquel gol dio la excusa para ir al Carranza a ganar el partido. A buscar el ascenso, el éxtasis. A derramar lágrimas, como las que al escribir esto rozan el papel, con un sabor diferente al de pasadas temporadas, dulces y no saladas.
Aquí estoy, he vuelto y no me pienso marchar. Como dicen en "Her", la película, el pasado es solo una historia que nos contamos a nosotros mismos. Pero mi pasado reciente, mi historia, es la más fabulosa de las 42 de esta Liga de Fútbol Profesional. Eso me hace más grande aún. Recuérdalo si tratas de derribarme de nuevo.
Atentamente, tu viejo amigo el Real Oviedo.
ESTÁS LEYENDO
Una historia de verdaderos héroes.
NonfiksiY esta es nuestra historia, las cicatrices ya no duelen, permanecen cerradas, recordándonos el lugar de donde venimos, recordándonos que somos indestructibles, que nuestra historia es interminable.