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Langa despierta poco a poco, supone que es bastante temprano pues no se despertó por el sonido de la alarma y aún no hay claridad suficiente para ver más allá de su nariz sin forzar la vista. Talla uno de sus ojos con pereza, aun podía dormir un par de minutos más, pero primero debía cerciorarse de la hora. Sin embargo se siente inexplicablemente cómodo y calientito, estando un poco más despierto siente que alguien le abraza pero no sabe quién exactamente, con leves movimientos se separa un poco y busca el rostro de la persona. Ahí sus ojos se posan sobre un adormilado Reki, babea levemente y tiene una sonrisa muy bonita. Langa siente sus mejillas enrojecer, el rostro le arde y el nerviosismo comienza a invadirle. ¡Había dormido con Reki en la misma cama!, eso estaba lejos de cualquier expectativa que pudiera tener.

El sonido de la alarma lo asusta de repente, salta sobre la cama y la apaga lo más rápido posible para que Reki pueda seguir durmiendo un rato más, pero ya es tarde, ve como el pelirrojo comienza a removerse un poco incómodo y deja sus ojos entreabiertos, dando paso para aparecer a sus ámbares. Langa seguía siendo abrazado por los brazos bronceados, ve en cámara lenta como Reki va despertando cada vez más y puede sentir como su sonrojo incrementa, se queda estático mientras observa al pelirrojo, da un bostezo y luego le mira.

—Buenos días Langa... —Su voz es un poco apagada y baja, algo poco común en él pero a Langa le parece maravilloso. Reki seguía muy dormido por lo que no es totalmente consiente de la situación, así que Langa aprovecha para escaparse.

—B-Buenos días Reki —Con cuidado se desliza fuera del colchón, sin hacer movimientos bruscos pues no quiere exaltar y terminar de despertar al chico sobre la cama —P-Puedes dormir otro rato, haré el desayuno y almuerzo, tenemos escuela.

—Ok —Volvió a acomodarse en el cómodo colchón, dejándose llevar al mundo de los sueños. Langa suspiró aliviado, se quedó mirando un rato más a Reki antes de salir y hacer lo que había dicho. Hoy era otro día de escuela y esta vez tendría que hacer el almuerzo para ambos, agradecía que su madre hoy durmiera hasta tarde pues necesitaba un momento solo para relajarse.

Fue directo a la cocina, comenzando a preparar lo que comerían ese día, se movía de un lado a otro con un particular humor alegre, también aprovecharía para cocinarle algo a su madre. Su mente divagaba en las posibles reacciones de Reki, no sería la primera vez que comería algo preparado por él, pero jamás pudo presenciar realmente su reacción inmediata a ello y eso le ponía nervioso. Terminó a buen tiempo, acomodó todo y subió hasta su cuarto para despertar al pelirrojo, rebuscó en su closet para sacar los uniformes, por suerte tenía más de uno, los dejó en la cama antes de comenzar a mover a Reki levemente.

—Reki... —Susurró dulcemente, estaba nervioso pero a la vez emocionado por ese día, había comenzado de una forma estupenda y esperaba que a partir de ahí solo mejorara.

—Mmmm... —Gimió incómodo mientras se removía, comenzando a despejar el sueño lentamente hasta estar un poco más consiente —Buenos días —Sonrió débil mientras se frotaba uno de sus ojos con pereza.

—Buenos días —Sonrió cálido, definitivamente todas las sonrisas de Reki eran hermosas, sin importar en que momento las diera —Te dejé un uniforme aquí, yo iré a cambiarme al baño.

Langa no esperó respuesta, simplemente tomó uno de los uniformes y se dirigió al baño. Estaba muy alegre, más de lo habitual. Comenzó a desvestirse, dejando su pijama en el cesto de la ropa sucia. Frente a él estaba el espejo de cuerpo completo. Langa jamás tuvo problemas con su figura, jamás tuvo algún complejo con su cuerpo, pero ahora sentía la inseguridad surgir desde algún lado de su ser, los defectos que antes no veía ahora se reflejaban claros en ese rectángulo vertical.

Me gustas -Renga-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora