10. Lo que un beso puede demostrar

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El sol ya salió y Queens sigue con la boca abierta luego de los sucesos de anoche, dónde una fiesta de jóvenes universitarios se salió totalmente de control, resultando en una casa quemada, un auto bajo el agua y disturbios con la policía durante la madrugada.

La radio y televisión, estaban plagadas de la gran noticia de la destrucción de la casa de Cho Miyeon.

Miyeon, Yuqi y Soyeon se fueron al único lugar donde no serían juzgadas y podrían tener un poco de paz antes de atener a todas las consecuencias de sus malos actos de la noche anterior.

El gran estadio de fútbol de su universidad, el cual estaba vacío gracias a qué era domingo, era su sitio de paz dónde las chicas compartían muchos momentos y dónde la castaña suele ir a ver a Minnie practicar.

Conocían una entrada a través de una reja rota en la parte de atrás de aquel estadio, por lo cual pudieron entrar en la madrugada sin ningún problema. Despertaron con dolor de espalda luego de dormir encima de las gradas, pero era mejor que estar en la calle.

Shuhua se encontraba con las chicas igualmente, aquella taiwanesa tenía un toque misterioso en ella; a pesar de no ser amiga cercana de las demás chicas, decidió seguirlas hasta aquel lugar y pasar la noche con ellas, tal vez como una forma de darles apoyo moral.

Ya había salido el sol y por la mente de Miyeon solo había preocupaciones y un gran dolor de cabeza por la resaca que llevaba encima, sin contar el malestar estomacal que le acompañaba solo de pensar en enfrentar a sus padres.

Tyler y Max decidieron acompañar a las chicas durante el resto de la madrugada y esa mañana, las chicas estaban totalmente acabadas y hasta Soyeon se encontró vomitando toda la madrugada.

Eran las once de la mañana, el teléfono de Miyeon no tenía batería y solo estaba tirada en las gradas del estadio, viendo el cielo intentando conciliar el sueño de nuevo y poder dormir todo el día, aunque el dolor de espalda no le ayudaba en nada.

Yuqi ya había despertado y se encontró con los dos chicos pidiéndole el dinero que aquella chica había prometido por cuidar la casa durante la fiesta.

—¿Nos vas a pagar? 

—¿Es una broma? La casa está completamente destruida, son la peor seguridad. — respondió tajante.

Ambos chicos, luego de tales comentarios hirientes, decidieron solo irse aceptando la realidad de que sus veinte dólares no iban a aparecer ese día.

—Chicas, ya deberían irse a sus casas. — dijo Miyeon sin levantarse de la banca todavía.

—¿Estarás bien? — preguntó Soyeon aún somnolienta, sin ser capaz de abrir bien los ojos gracias a los rayos del sol en su rostro.

—Sí, solo descansaré un poco más. — aseguró.

—Bien, nos veremos luego. Yo llegaré a casa y luego iré a llamar a unos abogados... tomar unas pastillas para el dolor de cabeza... y llorar. — exclamó Yuqi.

La china tomó a su amiga más bajita del brazo y ambas comenzaron a bajar las gradas para irse a sus casas. Soyeon sí que necesitaba trato especial ese día, pues apenas la resaca iba a comenzar y las náuseas no abandonaban su cuerpo.

Miyeon no sabía si sus padres ya habían llegado a la casa o no, no tenía batería ni forma de comunicarse y no sabía que hacer si llegaba a casa y estaban sus padres ahí, pero sería algo que tendría que enfrentar tarde o temprano.

Cuando la castaña se levantó de aquel banco, notó la presencia de Shuhua a su lado, quien estaba grabando los últimos momentos de aquella aventura.

Miyeon giró su mirada y luego de notar que seguía grabando, decidió hablarle:

𝙿𝚛𝚘𝚢𝚎𝚌𝚝𝚘 𝗠 » 𝗠𝗜𝗠𝗜𝗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora