VAGABOND ━━ Toji Fushiguro

𝐕𝐀𝐆𝐀𝐒𝐈𝐗 | O6

Ya había renunciado a su orgullo y me era suficiente. Aplaudí para mí misma y le sonreí.

— Trabajará para mí como guardaespaldas, las cifras de tu salario serán de seis ceros y abriré una cuenta a tu nombre, tendrás un auto, el que quieras pero blindado. Mh, tendrás que vivir conmigo y acompañarme a ciertos lugares además de conectar tu dispositivo móvil al rastreador de mi reloj.

— Seis cifras en yenes, no suena tan mal, pero creí que sería más. — respondió llevándose la taza de café a la boca.

— ¿Yenes? Será en dólares.

Escupió el café haciéndome soltar una carcajada, luego de descojonarme en mi lugar lo observé contar con sus dedos. Parece que nunca se le había ofrecido tal cantidad de dinero, bueno, tampoco era tan usual.

— ¿Conforme con tu salario mensual? — pregunté mientras me hacía una coleta. Él me regaló una sonrisa ladina en respuesta. — Ahora tendrás que darme tu información para tratar con tus documentos.

Ahí su sonrisa desapareció.

— ¿Es necesario?

— Totalmente.

.

— ¿Información básica? — pregunté con la laptop en frente.

— Toji fushiguro, nacido 31 de diciembre, signo capricornio. Mido 1'93, no sé cuánto peso, nací en Tokyo y no tengo familia. Estudié en casa.

— No eres un fushiguro. — afirmé viendo algunas cosas en la base de datos. Toji me miró fastidiado, esa expresión la usaba tanto que me la estaba pegando ya.

— Clan Zenin, pero lo abandoné. Fushiguro es el apellido de mi ex esposa.

— ¿qué mierda? ¿por qué tienes el apellido de tu ex esposa? Imagínate uno, no te registraré así. Siguiente, trabajo.

— Iba de mujer en mujer, no tenía trabajo fijo. — respondió. Levanté la mirada y luego la volví a bajar.

— Luego iremos a hacer un examen de VIH, ya no será necesario trabajar de eso. Ahora me perteneces, así que más te vale.

Pensé en lo que había dicho y mis mejillas se pusieron coloradas. No sonó para nada bien. Miré a Toji y este estaba recostado en el espaldar del sofá con una sonrisa pícara.

— No te rías, no tienes derechos si me perteneces. Siguiente, familia.

— Tengo un hijo menor llamado Megumi, como ves no tengo la potestad de él pero espero conseguirla pronto. — apretó el puño de la rabia. Parecía una ratita.

— ¿Por qué?

— Su madre es drogadicta, no tengo idea de cómo lo trata pero no creo que sea de la manera correcta. Me metí con ella por dinero, pero quedó embarazada y no pudo abortar por decisión de sus padres, luego se separó de su familia.

Oh no, el pequeño hijo de este adonis puede que esté en peligro. Me agüitaban mucho los niños.

— Intentaré conseguir información acerca de ello, se ve que te preocupas por el pequeño y no quiero que interfiera en tu desempeño como guardaespaldas, así que estará a salvo. — hablé en un tono algo frío, no quería que se note mucho mi debilidad o personalidad naturalmente de osito cariñosito.

— No es necesario. — habló mientras se acomodaba en el sofá inclinándose a mí. Lo ignoré tal y como él hacía conmigo.

— Silencio, no tienes derecho a opinar. Creo que es suficiente para poder sacarte documentos y una cuenta bancaria.

— Eres una jodida niña rica ¿Cuántos años tienes? —preguntó con curiosidad palpable, vaya, me pregunta algo relacionado a mí por primera vez.

Poco a poco me voy ganando al vagabundo, siempre me tuve fe.

— Tengo veinticinco años, antes de que me preguntes, tengo más títulos que tu abuela, así que no me subestimes por ser menor. — lo señalé para luego cerrar mi laptop, me quité los lentes de descanso y me acosté en el sofá.

— Podría ser tu padre.

— Así justo me gustan, viejos y guapos.

Por primera vez soltó una carcajada que me encargué de guardar en lo profundo de mi mente. La cicatriz de su boca se estiraba al igual que la comisura de sus labios. Madre de dios, guárdame y quítame estas ganas de tirarme encima del vagabundo.

Aún sigo sin procesar sue recogí a un vagabundo de la calle. Un vagabundo guapo.