Prólogo

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Ha pasado mucho tiempo desde la última vez pero...que no cunda el pánico, querido lector, he vuelto para ponerte al corriente de mi vida. Alex logró recuperarse de esos tres navajazos que le habían propinado dentro de prisión. A su vuelta lo mantuvieron aislado para que no volviera a ocurrir. Ah, y por su buena conducta ya le permitían salir una vez por semana. Que no era mucho, pero menos daba una piedra. En casa todo había cambiado, iban a hacer casi siete meses desde la llegada de Mateo a nuestras vidas. Lo que implicaba noches de insomnio por parte de todos, pero especialmente por mamá. Ahora entendía lo que tuvo que sufrir conmigo y con Alex y realmente la acompañaba en el sentimiento. Por otra parte, Tony y yo habíamos empezado a salir, o mejor dicho, a ponernos oficialmente el título de novios el mismo día del baile de fin de curso. Y a raíz de la entrada del Verano no sabía nada de nadie a excepción de lo que publicaban en sus historias de Instagram. Por lo que había visto Julia había ido a pasar el verano a Los Ángeles. Stefany, por el contrario, se había quedado. Intuía que Mario tenía mucho que ver en esa decisión. En cuanto a Hannah no tenía noticias de ella, a excepción de lo que me había dicho Julia aquel día; que habían roto. Aída se había convertido en mi confidente, aunque bueno, como es lógico no le contaba lo que hacía con su hermano y algún que otro secretillo más. Y la última noticia que tuve de Alma fue que la mandaron a un internado en Suiza después de que su padre se enterara por un viejo amigo de que había abortado. Así que mi hermano volvía a estar oficialmente soltero. A veces tenía pesadillas con él, soñaba que se hacía novio de una reclusa. ¡Lo que me faltaba! Pero con el nivel de inteligencia que él tiene ya es que me esperaba cualquier cosa...

Felices ¿para siempre?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora