-Epílogo-

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Años después.

Levanté el plano para que tapara mi campo de visión. Lo observé detenidamente y luego lo bajé para ver cómo había quedado en la realidad.

Era uno de los edificios más bonitos que se habían construido, y, por supuesto, era el más bello de todo Deill. Aunque, tal vez, estaba mal que lo dijera yo, sólo por aquel edificio iban a llegar muchos turistas a la ciudad. Era singular y perfecto. Era, probablemente, uno de los teatros más hermosos del mundo.

Saqué de mi bolsillo un papel arrugado. Estaba muy, pero que muy arrugado; pero aquello era algo que no me importaba. Admiré el papel tras escribir algo, que era para mí una de las cosas más importantes que haría en mi vida.

Lista de deseos:

[✔] Montar en globo aerostático

[✔] Hacer algo por lo que se me recuerde en el instituto

[✔] Encender fuegos artificiales

[✔] Que se construya un edificio que yo haya diseñado

[✔] Comer pizza hasta no poder más

[✔] Ir a la playa

[✔] Tirar al aire rollos de papel higiénico

[✔] Hacerme un tatuaje

[    ] Vivir

Lo había logrado. Había conseguido completar la lista. La última cosa no la completaría hasta el final, pero el resto ya estaban conseguidos. Estaba muy orgulloso, y quería que Leyla, dondequiera que estuviese, también se enorgulleciera.

Lo había intentado. Había intentado guardarla y enamorarme de nuevo como había prometido, pero no podía. Estaba enamorado hasta la médula de ella. Le pertenecería para siempre.

La gente miraba el edificio mientras pasaba por la calle. Se paraban a admirarlo. Era un edificio verdaderamente digno de contemplar. Lo admiré unos segundos, antes de girar la cabeza para mirar a la derecha, calle arriba. Vi a lo lejos a los dos recién casados. Matt y Álex llegaban de la mano, sonreían hacia mí y les devolví la sonrisa. Cuando el matrimonio observó el edificio frente al que estaba se detuvieron de golpe. Admiraron el edificio con la boca abierta; yo les había prohibido pasar por aquella calle para evitar que vieran la construcción antes de que estuviera terminado. Ahora que lo veían, estaban verdaderamente impresionados. Eran incapaces de apartar la mirada de mi obra.

Cuando salieron de su asombro, volvieron a emprender el camino hasta llegar a mi lado. Álex me abrazó con fuerza, luego lo imitó Matthew.

—Es lo más impresionante que he visto nunca —sentenció el rubio.

Hinché el pecho y sonreí enseñando mis hoyuelos. Desde la última carta de Leyla había sonreído mucho más mostrando aquellas pequeñas muescas en mis mejillas.

—Es increíble, Marco.

—Gracias.

Busqué algo en los bolsillos de la chaqueta; esa que Leyla me había regalado hacía años y que ya me quedaba algo pequeña, antes de volver a hablar. Extraje dos trozos de papel que alargué a los chicos a mi lado.

—Son las entradas para la inauguración y el primer estreno.

Cogieron las entradas y cada uno se guardó una en el bolsillo.

—Genial. Oye, vamos ya para la casa de Diana, ¿vienes o ahora nos alcanzas?

—Ahora voy.

La pareja se marchó de la mano calle abajo. Crucé la calle hasta estar frente al edificio. Me acerqué a la cartelera, donde había un enorme póster de la primera obra que iba a ser representada en aquel teatro, el mío.

Leí el cartel una y otra vez, aunque sólo aparecieron unas pocas palabras. Releí el cartel deseando... no, sabiendo que lo que tuve, tenía y siempre tendría con Leyla era sencillamente: «Un amor más allá de la muerte».


[    ] Vivir.

Esa casilla estará siempre vacía,

porque no entendiste que

yo quería cumplir este sueño

contigo.

-MH-


  FIN,

¿o no?

Nunca lo sabremos.

Lagoon, only you know. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora