Capítulo 2

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Pov Lisa [⛓️]

Mi auto frenó sus movimientos en seco de manera tan brusca que hizo que mi cabeza y el volante casi se toparan en un golpe duro.

Este día no podía ir peor, mis ganas por venir a la fiesta son tan grandes como el tamaño de una célula, es decir básicamente nula y sólo se puede apreciar bajo el reflector del microscopio. Realmente no tengo deseos de estar aquí, pero como siempre en todo lo que concierne a mi vida y mis decisiones, hay algo que me detiene de seguir mis impulsos y tomar el volante.

Jennie.

Tal vez ella rompe promesas como aquel turbio día en el que me prometió que estaríamos juntas y... Ya mejor ni lo menciono.

El caso aquí es que yo no me considero una persona tan mala como ella que agrada de la destrucción de la palabra y borra todo tipo de compromisos con mentiritas de mierda, palabras hirientes y engaños sin piedad ni retención. Tampoco es como que sea la blanca paloma ni mucho menos, sin embargo, yo no tiendo a romper mi palabra, si dije que iba a venir lo iba a hacer así esté contrario a los pensamientos que gritaban en mi cabeza:

"Corre."

"Huye."

"Sé feliz por una maldita vez en tu vida."

"No seas idiota y hazte cargo de ti misma no de lo que Jennie pida que hagas."

"Patética."

"Pisa el acelerador."

En mi cabeza podrían pasar mil y un advertencias de que no entrara a esa fiesta mas no le hice caso a ninguna. Le di un último vistazo al reflejo en mi retrovisor para verificar que todo mi maquillaje se encontrara en el orden correcto y bajé del Cadillac rojo poniendo mis pies en la acera roñosa.

Cuando mis ojos se cruzaron con aquella casa lujosa llena de ventanales y cristales reflejados por la luz de la luna me quedé estática en respuesta a toda la conmoción que sentía en ese momento.

Podré detestar hasta el respirar de Jennie, pero Dios...  ¡La maldita sí que sabe cómo organizar una fiesta!

La gran mansión de Jennie estaba decorada con millones de luces de colores neón en tonos rojizos, rosados y azules, todos resaltaban de manera tan espontánea que lograban una perfecta combinación en las paredes fuera de la casa.

En el jardín frontal habían muchos chicos que conocía a la perfección, ya que eran personas del mismo colegio a donde asisto. Algunos reían, otros fumaban e incluso varios se empezaron a caer como efecto dominó a consecuencia de las grandes cantidades de alcohol que ya habían ingerido.

¿¡Son las doce y media y ya están así?! Niñatos, no sobreviven a más de tres cervezas.

La música golpeaba el concreto en forma de estruendo una y otra vez y los gritos del interior subían su volumen.

—¡Manoban! ¿Todo bien?

—¡Hola, Lisa!

—¡Lisayah llegó!

Fueron algunos de los gritos que escuché cuando crucé la puerta de esa casa, saludé a todos con un simple movimiento de mano y sonreí cortés.

El ser parte del círculo social de la gran Jennie Kim tenía sus beneficios y uno de esos es el reconocimiento. Si bien Jennie, nuestra relación y yo estamos en lo más profundo del océano sin posibilidad de reparar nuestros daños colaterales, ella suele postear fotos de nuestro grupo y también suele hablar de mí con los demás lo que me hace conocida ante los alumnos de la universidad.

Borró Cassette | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora