Capítulo: X

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La sorpresa que supuso esa proposición para Catra fue inmensa. Por un momento, se quedó confundida y no pudo evitar que su asombro resultara evidente.

—Por favor, primero escúchame antes de decidir algo —añadió Adora deprisa creyendo que ese gesto significaba un no rotundo—. Para ser sincera he estado toda la semana intentando encontrar una solución para esta situación a la que hemos llegado tú y yo... Y lamentablemente no veo ninguna. Al menos ninguna que nos permita conservar el poco orgullo que nos queda a ninguna de las dos. La verdad todavía te deseo y demasiado, me he dado cuenta que no puedo dejar que te vayas por segunda vez. Por eso estoy dispuesta a olvidarlo todo y comenzar de nuevo, y me gustaría que tú hicieras lo mismo. Por favor. —

Catra no podía respirar, no podía tragar, no podía ni siquiera pensar de lo sorprendida y atónita que estaba. Nunca, desde que la conocía, había visto a Adora pedir algo en ese tono, rogar nada a nadie. Sin embargo, en ese momento lo estaba haciendo. Le estaba rogando que le diera otra oportunidad.

Las lágrimas la invadían. Lágrimas por aquella rubia, porque esa petición dañaba gravemente su orgullo. Al fin y al cabo, Grayskull no había hecho nada malo, excepto creer en un rumor que sus ojos en parte vieron "confirmado". Y a pesar de todo, la seguía amando, a pesar de todo quería intentarlo de nuevo.

— En verdad sigo sintiendo algo por ti— esto había creado una esperanza en la mujer de ojos azules — pero por otro lado, odio tanto lo que ha sucedió, odio como me han tratado y no quiero volver a pasar por eso nunca más, siempre que he pensado en ti intento quedarme con los buenos recuerdos, solo nosotras dos pero — la morena agacho la cabeza para que la rubia que seguía en silencio y atenta a sus palabras no pudiera ver como retenía su lagrimas— ¿Y Finn? —Susurró— ¿Qué pasa con Finn? Ella es parte de mí, Adora. No quiero que ella sufra, si llego aceptar que sucede con ella, si me quieres a mí, la tienes que querer a ella.

Adora levantó la vista hacia la niña, que seguía jugando. Catra sabía lo que ella veía en la pequeña cuando la miraba.

—No soy una mala mujer, Catra. No tengo ningún interés en hacerle daño a ningún niño.

Eso quizá fuera cierto, nunca le haría daño a sabiendas, pensó Catra, pero, ¿se lo haría inconscientemente?

— ¡Pero Adora, si ni siquiera eres capaz de decir su nombre!

—No sé, por qué me cuesta..., no es un nombre común para algún descendiente de los Primeros después de todo. Sabías que no quería ponerle el nombre de Adora a ningún hijo que tuviera y lo hiciste...

La razón era bien sencilla, pensó Catra. Porque era su hija. Habría deseado gritarlo, pero no podía. Randor le había arrebatado ese derecho. Sin embargo, su silencio la condenaba aún más a los ojos de la rubia. Adora se levantó tensa.

—La adoptaré. Entonces será legalmente mía.

Eso nunca sería suficiente, pensó Catra cerrando los ojos de pura desesperación. Finn merecía algo mejor. Nunca podría probar su propia inocencia, pero sí la de su hija.

—Estoy dispuesta a que le hagas un test de sangre si crees que eso te va a ayudar a aceptarla como tu hija. Al menos nos queda esa opción.

— ¿Es ésa tu respuesta a mi proposición?

¿Lo era? Se preguntó Catra. ¿Serían capaces de reemprender un matrimonio en el que la rubia constantemente estaría sospechando de su fidelidad o reprochándole lo sucedido cada vez que discutieran? ¿Podría ella soportarlo?

—El pasado es el pasado, Adora. Si volvemos a intentarlo, tienes que prometerme que lo enterrarás para poder darnos otra oportunidad.

—Eso ya lo he asumido antes de venir aquí —asintió Adora.

PERFIDIA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora