Actualización porque ganó la Tricolor querida.
Ecuador siempre primero, primero en nuestro corazón.La más alta la agarró también, muy fuerte, y luego su cabeza cayó sobre la cama y comenzó a llorar.
Nunca en la vida había visto o sentido algo parecido. Sus ojos se llenaron también de lágrimas. Corrió hacia la puerta para cerrarla y salvar el orgullo de su esposa ante la mirada de la gente. Luego, se quedó en pie sin saber qué hacer. Acercarse y abrazarla sería lo peor, le haría perder la dignidad. Decidió sentarse en su silla, al otro lado de la cama, y ofrecerle su mano consoladora.
Ella la aceptó y la agarró a su vez. Aquello pareció procurarle la calma que necesitaba para recuperar el control. Dejó de llorar y de pronto se puso en pie, volviendo la cabeza hacia otro lado para que ella no pudiera verla. Se acercó a la ventana y estuvo mirando hacia fuera durante un rato muy largo.
— ¿Qué tal está él? —Preguntó Catra al cabo del tiempo—. Me refiero a tu padre.
La de ojos azules no contestó de inmediato. Su mandíbula se apretaba como si intentara aún controlar sus emociones.
—Ha vuelto a la mansión, está en la cama. La confesión lo ha... destrozado.
Catra asintió. Comprendió la razón por la que Randor no había vuelto al hospital a ver a Finn, y comprendió también por qué había confesado la verdad. Intentaba redimirse a los ojos de Dios. No ante Adora, él sabía perfectamente que su hija nunca lo perdonaría. Pero confesándole a Adora otro pecado esperaba redimir el pecado de haber "expuesto" a su nieta a una enfermedad mortal, aunque aquella confesión le costara el amor de su hija.
Catra la compadeció.
—Lo siento —murmuró Catra.
Adora se volvió.
La rabia había sustituido a la pena en su rostro.
— ¿Y tú me dices eso... a mí? ¡No, no! —Sacudió la cabeza—. No puedo... —tragó con fuerza intentando decir las palabras que quería pero incapaz de articular. Estaba desesperada, no podía soportar aquella emoción—. Lo siento, pero tengo que marcharme. Volveré tan pronto como...
No alcanzo a terminar de hablar, las maquinas que mostraban el pulso de Finn, empezaron a emitir un pitido. Catra y Adora no sabían que hacer, ellas estaban en shock, la primera en reaccionar fue Adora, lo primero que se le cruzo por la cabeza fue presionar muchas veces el botón para llamar a las enfermeras. Catra solo se quedó inmóvil viendo todo lo que acontecía, no podía creer como habían llegado a esto, a que la vida de su gran amor, su hija corriera peligro, hace unos meses solo se preocupaban por salir al jardín a jugar.
Todo paso muy rápido, llegaron unos enfermeros y el doctor Robbins, consigo traían un ecógrafo, rápidamente le untaron el gel sobre el abdomen de la niña, al cabo de unos segundos se revelo en la pantalla la imagen de su órgano afectado, su hígado, estaba entrando en crisis.
Sin dejar de revisar su órgano atreves de la imagen, comenzó a dar indicaciones —Llamen a la doctora Thatcher y pónganla al tanto, preparen dos quirófanos y llamen algún anestesiólogo— ordeno el doctor, para luego dirigirse a las madres.
Estas encontraban en un rincón de la habitación presenciando todo lo que acontecía.
—Señoras Grayskull, Finn necesitara el trasplante, su cuerpo no puede hacer ya nada con la medicina, hemos esperado a que simplemente se revierta con ella pero no hubo un cambio significativo, lo mejor será que operemos, y que sea lo antes posibles, ya que podría ocasionar más crisis o algún fallos de otro órgano. — Les explico— Señora Adora, como le dije hace unos días Finn es compatible con usted, usted seria la donante perfecta. Por lo visto con su historial, usted no sufre alguna enfermedad y goza de buena salud. Me imagino que será la donante de su hija, de lo contrario tendría que decirnos ahora para colocar a su hija en la lista y poder conseguir un hígado, pero sinceramente sería muy tardado y podría afectar a Finn.
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PERFIDIA.
FanfictionAU. ADAPTACIÓN. Tres años después de que Adora dejó de vivir con Catra por creer que le había sido infiel y que su hija no era suya, algo hizo que tuvieran la necesidad de reunirse: Habían secuestrado a Finn. Todos sabían que Adora era la única que...