❝O12❞ 🌹•~࿐

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Tus ojos se abrieron lentamente, escuchabas unos golpes y quejidos de fondo, miraste a todos lados esperando reconocer el lugar o encontrarte con alguien, pero no fue hací, no sabías dónde estabas. Sólo habían árboles a tu alrededor, el cielo estaba nublado e indicaba que iba a llover y los cantos de pequeños pajaritos, o mejor dicho, búhos. Sólo mirando el cielo podías asegurar que eran más de las 4 de la tarde.

Con miedo empezaste a caminar, no tenías una dirección exacta, solo caminabas. Pero ese caminar se detuvo cuando algo sonó, no era un sonido de algún animal o el canto del viento. Parecía ser un quejido lo que escuchaste; un quejido que era proveniente de un arbusto.

Justo había una rama a lado tuyo, la tomaste y miraste aquél arbusto, con algo de valentía te dirigiste al arbusto. Moviste de manera cautelosa las hojas y ramas para visualizar lo que había detrás.

──Mierda...──

Susurraste con voz temblorosa al ver esa escena. Era Edd, estaba en el suelo, siendo asesinado brutalmente por Tord. No podías moverte, ni hablar. Lo único que se lograba escuchar en ese instante eran las respiraciones agitadas de ustedes dos. Inconscientemente soltaste la pequeña ramita que sostenían tus manos. El miedo te había obligado a hacerlo.

Él terminó de hacer aquel acto cuando oyó tus pequeños lloriqueos, él ya tenía la mirada sobre ti, esa mirada que ya reconocía con tan solos sentirla. Se levantó de donde estaba y se dirigió hacía ti. No había expresión alguna en su rostro, lo único que podías notar era el temblar de sus labios.

──Aquí estás... creí que no te iba a encontrar, tan sólo te desmayaste en mi habitación y ya, no supe que hacer.──Habló con un tono de voz tranquilo.

──Aunque, no te voy a mentir, si empezó a ser una molestia, pero no planeaba lastimarlo ni nada de esas cosa. Edd era mi mejor amigo, dicen que los mejores amigos nunca se traicionan. Pero no me dejó otra opción.──Trató de acercarse a ti.

Cuando supiste cuál era su intención te alejabas de él lentamente, no sabías cómo reaccionar, lo único que te decía tu cabeza era "Corre", pero no lo hacías, pues tus piernas temblaban del miedo. Con todo el miedo del mundo comenzaste a correr.

──¡Ey! ¿¡A dónde vas!? ¡Puta madre! ¡Vuelve aquí!──Fueron esos los gritos del nórdico.

No tenías idea de adonde ir, sólo corrías esperando encontrar una salida. Unas pequeñas gotas de lluvia caían en tu cara, miraste al cielo y viste que las nubes estaban grises. Las gotas comenzaban a molestarte la vista, aumentaban más y más. Sentías que ya estabas jodida, corrías con dificultad, tus piernas dolían más que antes, la lluvia que nublaba tu vista, o seguramente no era lluvia.

Eran lágrimas, bueno, también lluvia. Con el poco esfuerzo que pudiste, secaste tus lágrimas. Pero no pudiste seguir al sentir un agarre en tu mano, diste un grito del susto, cerraste los ojos del miedo y empezaste a dar golpes a lo loco.

──Oye, oye, tranquila, soy yo, Tom.──Dijo con un tono suave.

Rápidamente abriste los ojos, cuando lo viste quisiste llorar, una sonrisa se reflejó en tu rostro, te abalanzaste encima de él, dándole un fuerte abrazo. No supo cómo corresponder, tan sólo siguió el abrazo, pero se separó al dar un quejido de dolor.

──¿Tom? Perdón yo... Oh dios mio...──Susurraste.

Tenía una herida en su brazo izquierdo, más bien, parecía ser una leve cortada. dio un leve suspiro y te miró.

──¿Qué te pasó ahí?──Preguntaste.

──Nada, por ahora debemos preocuparnos en salir de aquí.──Respondió.

──Pero no se ve nada bien. Por lo menos dime que te pasó ahí.──Insistes.

──Nada, debemos encontrar a Edd e irnos de aquí, sé exactamente donde está la salida de este puto bosque.──Respondió.

No diste repuesta alguna, no sabías cómo decirle que Edd había muerto frente a ti. Las lágrimas volvieron a salir, cubriste tu rostro con tus dos manos y empezaste a llorar. Tom no entendía nada, sólo se acercó a ti y te abrazó.

──Sé que estás asustada, yo también lo estoy, pero debemos ser fuertes.──Dijo dándote palmaditas en la espalda.

Con ese molestoso nudo en la garganta le respondiste.

──No estás entendiendo, Tom, yo vi, yo vi cuando Tord mató a Edd. Edd está muerto.──Respondiste sin más.

Hubo un silencio, las palmaditas en tu espalda se detuvieron, la respiración de Tom iba acelerandose poco a poco, te separaste de él y trataste de mirarlo, pero no podías, aquella "mirada" estaba perdida. Notaste que unas pequeñas lágrimas de ira y tristeza se resbalaban por sus mejillas. El cielo dio unos pequeños truenos, indicando que la lluvia iba a ser más fuerte.

──Ese hijo de perra...──Susurró.

──Amor... ¿Dónde estás? Sal de tu escondite, podemos hablar bien sobre lo antes visto.──Era Tord.

Tom no lo penso dos veces y tomó tu mano lo más rápido posible y se fueron corriendo de ese lugar. Tu mente estaba en blanco, pensar que alguien cómo Tord, se estaba volviendo un poco asesino, sólo por ti. Mató a uno de sus mejores amigos, y quien sabe, talves hizo alguna otra cosa con el pelirrojo. Te sacó de tus pensamientos un trueno que se escuchó muy cerca de ustedes.

──Ven, es por aquí.──Habló Tom mientras miraba hacía atrás.

Hizo un espacio entre los arbustos que habían ahí, de manera incómoda pasaste por ese lugar, Tom también lo hizo. Por fin, salieron de ese lugar, enfrente de ustedes había una grande carretera, pero no pasaba ninguno vehículo.

──Tom, exactamente, ¿dónde mierda estamos?──Preguntaste.

──No sé, pero sería mejor si nos alejamos de este bosque.──Volvió a agarrar tu mano y empezó a caminar a paso rápido.

En ese mismo instante apareció un carro, hicieron hasta lo imposible para que parará, para su suerte si lo hizo, se subieron a este y empezó a conducir. Él señor hacía pequeñas preguntas, por ejemplo, ¿A dónde se dirigen? ¿Cómo terminaron ahí? ¿Por qué tienes esa herida en su brazo? ¿Por qué tú no tienes ojos?. Cosas así.

Por fin llegaron a un destino que no conocían ni de chiste, el señor decidió llevarlos al hospital, para que puedan ayudar a Tom, cuando llegaron a este, el señor les pagó toda la cita médica, las pequeña cirugía que Tom debia hacerce y unos cuando medicamentos, antes de irse les entregó un mapa, para que se puedan guiar mejor.

──Ese señor merece el cielo y la tierra.──Dijiste.

──Eso creo, ¿cómo se ve mi herida?──Preguntó enseñando su brazo.

──¿Cuantos puntos te cosieron?──Le preguntaste.

──Creo que cuatro, no sé.──Respondió.

──Dios mio, no podemos quedarnos aquí, ni siquiera sabemos algo sobre esta ciudad.──Dijiste mirando a Tom.

──Tienes razón, pero debemos contarle a la policía sobre lo que pasó. No podemos dejar que Tord haga eso de nuevo.──Habló poniéndose la sudadera.

──Entonces vamos.──Respondiste.

Cómo pudieron llegaron a la comisaría, hablaron con los señores policías sobre el tema de Tord y todo lo ocurrido. No querían creerles, ustedes necesitaban pruebas, así que, decidieron mandarlos a su ciudad para que puedan estar en casa. Incluso le mostraron la herida que le había hecho a Tom, pero aún asi, no les creyeron. Ambos se habían enojado tanto, pero no pudieron hacer nada.

Ustedes dos, ya estaban en casa.

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