Capítulo 8

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Beyla

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Beyla

-¿Entonces eres la nieta del duque Westberg?- pregunto Lamont atizando las llamas, afortunadamente el ambiente entre nosotros no cambio mucho desde que se reveló la verdad.

-Así es, mi abuelo fue maestro de Valkiria- respondí terminando de comer mi segundo plato de estofado, tras todas las emociones del día estaba hambrienta.

-Mmm... no deberías llamarla así de nuevo, Lía es sensible a lo que respecta a su pasado- recomendó el chico sentándose junto a mí en la hierba fresca, Laslo se echó sobre su regazo, meneando el hocico para que lo acariciara.

-Ahora entiendo por qué Laslo es tan manso contigo- cambie de tema, todavía sentía un nudo en la garganta por la reacción de Valkiria-. Debes de tener el olor de Lía, antes de que desapareciera ella me ayudaba a cuidarlo, siempre le daba bocadillos- comenté con nostalgia, ganándome una sonrisa comprensiva del moreno.

-Lía es muy buena con los animales, los cuervos que me atacaron, Phobos y Deimos, fueron criados por ella desde que eran polluelos- se llevó la mano al pecho donde acaricio la empuñadura de su daga, descubrí que era una manía que tenía cada vez que hablaba de su familia-. Los encontró hace 3 años al regresar de una misión, había una tormenta y su nido callo desde lo alto de un árbol- relato delineando el mango de su arma-. Solo no le gustan...-.

-Las ratas, odia las ratas- completé queriendo ignorar la brecha que había entre nosotras, no quería aceptar que ahora éramos completas extrañas.

-Si, así es...-

-¿Podrían dejar de hablar de mí?- el regreso de Lía interrumpió nuestra conversación, aunque ya no parecía enojada, seguía emanando un aura intimidante que me impedía acercarme-. Es asqueroso- bufo dejándose caer sin nada de elegancia frente a ellos, recostándose contra el tronco de un árbol-.

Me mordí la lengua para no mencionar su falta de modales. Cuando éramos niñas ella siempre corregía mi postura, por lo que verla comportarse de manera tan ruda era muy extraño.

-Vamos Lía, no seas cascarrabias, te acabas de reencontrar con tu amiga- sugirió Lant ganándose una fría mirada de su hermana, aunque solo aumento la tensión entre nosotras, probablemente ella no quería que volviera a llamarla amiga.

-Primero voy a escuchar que tienen que decir, después decidiré si intervengo o no- la peli negra la apunto con el dedo ignorando lo demás, la cicatriz en su rostro parecía dolorosa.

-Claro- acepté dejando de lado el cuenco de la comida sin dejar ver lo mucho que me hería su frialdad-. Ayude a Lant a infiltrarse al Palacio del Dragón Dorado en el bosque sur, no tenía idea de que los emperadores le hayan revelado la ubicación al príncipe Ragnvall- relate evitando mirar sus ojos acusadores-. Ragnvall dijo que tenían que encontrarte o a alguno de tus hermanos- la última palabra fue a penas un susurro, no quería volver a alterarla-. Menciono que fue un pedido directo de los emperadores, también parece que él personalmente te buscará- poco a poco iba calmando mis nervios-. Viene aquí porque mi abuelo fue arrestado por el emperador y la familia Westberg está en la ruina, no creo que ambos incidentes sean aislados-.

Cenizas de Dragón, HerenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora