Epílogo

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Julia POV

Ir a ver a mis bebes en el hospital es lo que me mantiene en pie, ¿no sé que hago aquí? Y ¿Por qué Geronimo no me deja ir? Ya le he dicho infinidades de veces que no soy Rose, entiendo el sueño que tiene de ser padre, aunque no lo mencione, pero mis niños no son suyos. Que no este con Gabriel no quiere decir que estoy dispuesta a ponerles un padre que no es el suyo, ellos sabrán quien es su padre.

Pienso en llamarlo mientras voy en el auto de regreso a casa, pero considero que es inútil, porque siempre obtengo la misma respuesta y de todos modos ¿Dónde iría? Lo mas seguro ya he perdido mi trabajo en el museo y mi casero ya debe haber tirado todas mis pertenencias a la basura.

Al llegar a la mansión, todo esta calmado, como siempre. Me dirijo a mi habitación, algo llama mi atención, la mesa del comedor esta arreglada para siete personas; me dirijo a la cocina, ahí me encuentro con el ama de llaves.

- ¿Giorgina, regresó Geronimo? –

-No señora – Responde negativamente la mujer.

- ¿Por qué han montado la mesa para siete perdonas? –

-Son para las visitas, que ahora están descansando por el viaje. ¿Desea que le prepare algo? –

-No, iré a descansar, antes de irme de nuevo al hospital comeré algo. Gracias Giorgina-

-Señora, recuerde que si usted no se alimenta bien los niños tampoco lo harán. Le dejaré servido su almuerzo –

-Gracias, Giorgina. Eres muy amable –

Ella me sonríe. De camino a mi dormitorio, me siento extraña, tal vez sea por la necesidad de tener a mis hijos. En mi habitación, me desnudo metiéndome en la ducha para quitarme el olor a hospital, me seco en el cuarto de baño, para luego ponerme una bata de baño, pongo la alarma del teléfono para dentro de tres horas y me acuesto en la cama.

Me estoy alistando para volver al hospital, me siento extraña, nerviosa, siento mariposas en mi estómago, llego a la cocina, caliento mi almuerzo. ¿Por qué me siento tan ansiosa? Hago a un lado esos pensamientos decidiéndome a comer. Al terminar subo a mi casa nuevamente para lavarme los dientes, tomar mi bolso para ir al hospital, mis pechos me duelen, es señal que mis hijos pronto despertaran con hambre.

Al llegar al primer piso, un escalofrío recorre mi cuerpo al ver a las personas que nunca imagine volver a ver, mi cuerpo se estremece y las piernas me fallan, tengo que sostenerme del sillón para no caerme. Maia corre hacia mi apenas me ve.

- ¡MAMÁ! – Mi corazón se estruja al escuchar sus palabras. Por reflejo la envuelvo con mis brazas. Gabriel me mira a los ojos, yo busco en su mirada odio, reproche, sin embargo, encuentro todo lo contrario. ¿Cómo me ha encontrado? ¿Geronimo lo contacto diciéndole donde estoy?

El se acerca con su porte de elegancia, toma a Maia entre sus brazos y luego con la mano que le quedo libre la envuelve en mi cintura acercándome a él para luego darme un beso, yo no puedo responder a nada me he quedado en shock, los Emerson están aquí y no están molestos conmigo.

-Creo que mis sobrinos deben estar esperando a su mamá, es mejor que nos vayamos antes de que empiecen a llorar. Ya más tarde nos pondremos al día – Inquiere Rachel.

Gabriel, Maia y yo vamos en un solo auto, el resto de los Emerson van en otro, en el camino Maia esta muy callada y sólo me abrasa, se ha pegado a mi como una estampilla. Gabriel solo me mira y eso me tiene incómoda.

- ¿No, dirás nada? – Pregunta Gabriel en tono neutro. Honestamente tengo miedo. Mi cuerpo tiembla y mis ojos comienzan a escurrir.

Él toma a Maia para cambiarla de lugar ya que ella esta entre los dos, Gabriel le dice algo en el oído y ella asiente en silencio.

La Señora EmersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora