Extra-1

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Rose POV

Estoy en shock, Gabriel me ha pedido el divorcio, ¡Esto no puede ser! Le llamo me la llamada no puede ser gestionada, me ha bloqueado, iré a la empresa. Llego a la empresa con ánimos de entrar, sin embargo, soy detenida en lobby por la seguridad del edificio, parece que me esperaban.

- ¿Señora, puede acompañarnos? – Preguntó uno de los oficiales, pero era más una orden que una petición.

-No, no los voy a acompañar, vengo a ver a mi esposo, Gabriel Emerson o al señor Simón Talbot –

-Pues si no quiere que llamemos a la policía tendrá que acompañarnos, son órdenes del señor Emerson y para su información el señor Talbot ya no es socio de esta empresa – Eso no puede estar pasando. Lo más probable es que Gabriel este al tanto de todo lo que hecho en estos años o lo peor se dio por enterado de el plan de suplantación con Julia. Lo último que Simón supo de ella es que se había ido a Francia a trabajar, en mi estadía en Paris conocí a algunas personas muy importantes, pero no creo que ellos me ayuden y más en la manera que lo dejé, pienso que hacer, pero ahora nada se me ocurre, es mejor obedecer a los gorilas y no terminar en una celda.

Gabriel no puede hacerme esto. Se decía así misma Rose. Él debió haberlo hablado conmigo, me negué ha firmar el documento, aun así, el abogado me entrego una copia firmada de puño y letra de Gabriel. La audiencia es en dos días, eso quiere decir que mi querido esposo tiene algo en mente y por ello las prisas. Hablo con mis padres y ellos confirman la visita de Gabriel y que me asusto más fue enterarme que había preguntado por la mosquita muerta de mi gemela. Eso confirma mis temores se ha enterado de mi fraude.

Llego en taxi a la casa de los Emerson y el portón esta cerrado, toco el timbre y nadie sale, miro las cámaras de seguridad y nada. Sé que la seguridad debe verme, no obstante, puedo jurar que tienen ordenes de no dejarme pasar.

- ¡Grrrrr! Maldición –

Decido regresar a la casa, debería contratar a un abogado. Llego a casa y si, decido buscar un abogado y logro dar con uno accesible a mi ya reducido presupuesto. Cito al hombre para las dos de la tarde.

A las dos de la tarde aparece el bogado que más parece un personaje de las películas de los años cincuenta, bajo, regordete, calvo y con unos anteojos que parecen fondos de botellas. Le muestro el documento que me dejaron, lo lee y se queda callado, para luego mirarme.

-Cuénteme de usted y su esposo, ¿Cómo era su relación? Y ¿Qué sucedió para que le pidiera el divorcio? Mientras hace las preguntas mira alrededor de la sala, seguro está midiendo ¿cuánto me va a cobrar?

Le cuento mi vida con Gabriel desde el día cero hasta el último día que hablamos, omito el tema de la suplantación y de mis infidelidades.

-Señora Emerson, ¿Cuánto pretende sacar de todo esto? – Pregunta el abogado.

-Bueno, cincuenta mil dólares de manutención, ya que no tenemos hijos- Le informo.

-Señora Emerson, necesito el cincuenta por ciento de mis honorarios – Me comunica el hombre.

-Bueno, ¿cuánto sería? –

-Cincuenta mil dólares, señora Emerson. Pero tiene que darme un anticipo de para iniciar el proceso –

-Bueno, no tengo el dinero en este momento, podría darse lo mañana o el día de la audiencia –

Lo veo morderse el labio y luego darme un repaso a mi cuerpo, si me ofrece un revolcón lo aceptaré con tal de saldar parte de la cuenta, de todos modos, el personal es limitado y no están dentro de la casa.

-Si hay una opción – Profiere el abogado.

- ¿Y eso sería? – Aunque ya sé la respuesta.

-Una noche en su habitación – Suelta de golpe.

La Señora EmersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora