Capítulo 18

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Geronimo POV

Presenciar como se doblaba del dolor fue escalofriante, había golpeado a hombres que me habían robado no causaba nada en mí, sin embargo, verla a ella me causo mucho miedo, sabía que recién había cumplido los siete meses de gestación me preocupo más, luego ver cómo le escurría algo entre las piernas todavía más. Sabía que no era sangre, pero aun así no era alentador. Le pedía a Pietro que fuera ablando al hospital para que nos esperarán, los niños nacerían si o si hoy y me sentía culpable. Mi acoso y su secuestro ocasionó esto y me culparía toda mi vida si algo le pasa a alguno de los tres.

La acomodé en la cama de la habitación del jet mientras le tomaba la mano tras cada contracción, no soy hombre religioso, pero pedía a Dios y a todos los santos que ellos estén bien, tomé su mano para que no sintiera miedo, sin embargo, sentía que no era suficiente. La vi llorar aterrada por miedo a perderlos.

-Ellos estarán bien. Me encargare que así sea, Julia –

- ¡Desearía que estuviera Gabriel! – Lo dijo muy suabe, pero la había escuchado. Eso me dolió, había descubierto que ella era una mujer casada. Que había huido, imaginé que huía de él. Pero, no entendía porque deseaba que estuviera en este momento.

Me aferraba a la idea de que podrían ser mis hijos, sin embargo, era consciente de que ella tenía esposo y las criaturas podrían ser de él. En cierto momento empecé a tomar el tiempo entre contracciones, cada media hora. No sé en qué momento aterrizamos, estaba tomando el tiempo entre contracciones que se habían vuelto más seguidas.

-Hemos llegado. Es hora de bajar – Le informe llevándola en mis brazos. La subí en la ambulancia quedándome con ella, no permitiría que desconocidos estuvieran con la mujer que amo y mis posibles hijos. Una idea afloro mi mente y la ejecutaría en cuanto nacieran los niños.

-Hemos llegado- informó el médico que atendía a Julia. Bajamos de inmediato, empezando a caminar hacia la entrada del hospital en ningún momento solté su mano.

-Señor, debo informarle que de aquí en adelante nos haremos cargo- Me informa un doctor.

-Si, les pasa algo lo hago responsable- Le dije mirándolo a los ojos.

-Pietro- Llame a mi mano derecha.

-Dime, Geronimo-

-A penas nazcan quiero pruebas de ADN. Toma esto. Aquí hay muestras de cabello de Julia tomadas de diferentes lugares, haz que alguien venga para que tome mi muestra. La quiero lo más rápido posible. Tengo que despejar la duda y paga lo que sea- Él se marcha sin decir nada.

Una hora después Pietro a parece con alguien que toma mi muestra de para las pruebas de ADN.

-Dos días, señor Di Santis- Me informa el hombre.

Tras tres horas de angustia y sin saber nada me levanto para ir en busca de la mujer que me tiene atormentado. De camino en busca de Julia mi móvil suena, viendo en la pantalla el nombre de uno de mis contactos en Francia.

- ¿Qué ha sucedido? - Le pregunto de manera tosca.

-Algunos hombres están preguntando por la americana- Me informa.

- ¿Sabes quiénes son? - Pregunto preocupado.

-Uno de los hombres de Alexi, dos franceses, un alemán, un griego y un portugués-

- ¡Mierda! ¿Cómo es posible que esta mujer se haya metido con tantos tipos? Mira averigua quienes son cada uno de ellos y si puedes cuales son sus intereses. Quiero esa información para ya – Le ordeno y cuelgo.

Esa llamada no ayuda en calmar mi ansiedad, tras de eso son tres malditas horas y nada de Julia. Sigo mi caminata, en medio del camino me encuentro con el médico que no me dejo pasar.

La Señora EmersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora