Capítulo 22

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Akim Schneider

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Akim Schneider.

Me puse de pie por quinta vez, para dar un par de vueltas en círculos y volver a lanzarme al sofá, mire por la ventana viendo que los últimos rayos de sol comenzaban a desaparecer, mire el rostro seguro para mí haciendo un puchero dramático.

——No quiero ir——le lloriquee tirándome en el sofá para atarme a su cintura, soltó la respiración de forma pesada enredando sus dedos en mi cabello—no quiero ir—repetí pasándome de listo enterrando mi cabeza en su abdomen bajo, bajando lentamente.

—Amor—murmuro tirando con suavidad mi cabello, me gire en el sofá quedando recostado boca arriba con mi cabeza entre sus piernas—¿Tienes miedo de verdad o quieren mimos?

—Las dos—me acomodé mejor dejando que me hiciera cariñitos en la cara, solté una sonrisita consentida provocando que negará.

—Estarás bien Akim.

—¿Y si me comen?

—Si entiendo bien, ellas se comen a quienes se follan, ¿Piensas follar con...

—¡Claro que no! —dramatice girándome de nuevo para abrazarla por la cintura balbuceando sobre su abdomen, mire de reojo hacía arriba sonriendo feliz al ver el relieve de sus pechos—si follaré con alguien para después morir, será contigo.

—¿Sabrás dulce?

—Soy un chocolatito, obviamente soy dulcecito.

—Joder—sonrió inclinándose para besarme la nariz haciéndome sonreír—no hagas nada estúpido y vuelve a mí, ¿Sí?

—¿Me extrañaras? —jugué con sus rulos, estirándolos, acomodándome mejor para verla mejor.

—Me gustaría decir que no —acaricio mi rostro arrugando la nariz—pero creó que si lo haré.

—Estas siendo muy linda conmigo—deje de estirar sus rulos para mirarla con desconfianza—¿Por qué?, ¿Qué hiciste?, ¿¡Volviste a meter laxantes en mi café rubia estúpida!? —rodó los ojos para dejar de hacerme cariño y mirarme mal.

—¿No puedo solo ser cariñosa contigo?, ¿Tiene que haber un puto...

—Reclama pero sigue haciéndome cariño—Le tire la mano para que siguiera acariciando mi rostro, dejándome contento y molesto a la vez—ya, sigue, ¿Tiene que haber un puto...

—Te amo.

—¡Vez! —lance golpes al aire, retándola cuando dejo de acariciarme—algo hiciste, me dices amor, me haces cariño y ahora sales con que me amas, dime, rubia estúpida, ¿Qué hiciste?, ¿Debo inculparme por algo?, ¿Tengo que enterrar algún cadáver?, ¿Qué?

—¿Enterrarías un cadáver por mí?

—Rubia me mataría por ti—rodé los ojos tirando de su mano para que ahora me acariciara el cuello y rostro con sus uñas largas, ronronee de gusto.

Detrás de la mira. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora