Capítulo 31

96 7 8
                                    

Capítulo 31

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 31.

Hela Petrov.

Deje caer mis manos sin fuerza, mirando el rostro de aquella anciana ignorando y desechando el dolor punzante en mi espalda y todo mi jodido cuerpo. Mire sus ojos avellanos buscando el teje de la mentira que me haría caer para después morir, pero no había, no había más que seguridad, serenidad y tranquilidad.

-¿La amazónica? --pregunto Alek en susurros sobre mi hombro, seguí sin moverme, ni siquiera para responderle.

-Kaia nos contó como la sacaste de Ucrania, ella...

-¿Están aquí? -pregunte al instante-¿El clan amazónico...

-Estuvieron aquí-me detuvo-las persiguen, las persigue el hermano de la Diosa-inclino su cabeza en mi dirección tensándome el cuerpo-se fueron hace más de un mes, Kaia dijo que habías muerto.

-¿Dijo donde irían?

-Nanna hablara con ustedes.

-¿Quién es Nanna?

-Nuestra madre--respondió inclinando su cabeza. Me hizo maldecir.

-Me tienen cabreada las tribus de mierda-ladré en neerlandés mirando a la señora con recelo, señora que seguía mirándonos con paciencia y amabilidad-¿Y cuándo vendrá esa Nanna?

-Tú espalda está herida-se inclinó hacía mí, mirando mi espalda, Alek seguía con su mano allí, me calmaba el dolor y de paso la ansiedad-permíteme revisarte.

-No confío en ti.

-Son amigos, no...

-No somos amigos-la calle hablando en gruñidos, no me trago esa mierda de solidaridad, compasión y máscaras de buena gente, por tribus como está casi pierdo a mi hija.

-Eres amiga de Kaia, amigos de Kaia son amigos nuestros.

-No soy...

-Revísale las heridas-me silencio Alek-pero has un movimiento que me parezca extraño y te asesino.

La anciana asintió bajando la mirada para acercar las cosas a mí, el imbécil de Alek ni siquiera se dio el lujo de preguntarme, solo me bajo el cierre de la chaqueta hizo que me girara tomándome en brazos, literalmente me aferro la espalda con su mano, tomo mis piernas y me volteo dejándome de cara frente a él.

-Voy a matarte-le amenacé mirándolo a la cara.

-Ponte de pie primero-me dejo en el piso para sacarme la chaqueta peleando con mis brazos, pero el que me dejaran suspendida tanto tiempo con el tiro en el hombro me debilito la fuerza, no podía dar un golpe decente, al menos no sin sentir dolor.

Quedo sentado a mi costado, mis piernas seguían sobre las suyas, pero mi culo ya estaba en el piso frio, Alek no se alejó ni un segundo de mí, jugueteaba con mis dedos pero miraba lo que la señora hacía.

Detrás de la mira. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora