Capítulo 1.

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Aitor Byner

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Aitor Byner

Desordene mi cabello terminando al fin, mire la mercancía los recaderes para supervisar como las cajas con éxtasis se iban con sus respectivos proveedores, ha sido un día realmente agitado, pero lo agradezco, los días poco productivos suelen volverse tan jodidamente largos que me dan deseos de tragarme una bala.

Una vez la bodega quedo vacía y la gente a mi cargo comenzaba a movilizarse, salí de la bodega respirando la brisa fresca de la isla.

——Jefe —me gire a uno de mis subordinados. —¿Nos acompaña por un trago? —pensé en asentir, porque demonios como lo necesitaba, pero tenía planes, las noches de los domingos se volvieron rutina sagrada de estos últimos tres años, y hoy, veintiocho de junio no es la excepción.

—Paso. Avisa a Xavier, no me apetece oír sus quejas. —vi cierto teje de molestia en su rostro pero lo ignore girándome, tarareando una canción en mi mente para girar las llaves de mi coche en mis dedos y montarme en coche encendiendo la radio para introducirme en las vacías calles de la zona muerta de Ibiza.

Baje la ventana dejando que el aire me golpeara en el rostro. Mis días...se volvieron completamente aburridos, no sabía que odiaba tanto esta rutina hasta que volví a ella, pero era necesario, lo era, eso es lo que me digo todas las noches cuando vuelvo a aquella casa, solo, cerrando los ojos retrocediendo cuatro años, recordando que por segunda vez perdí a la familia que intentaba armar, con la muerte de...joder como cuesta mencionar su nombre sin sentir dolor.

Gire metiéndome en el camino de ripio que llevaba a mi casa en medio de la nada, pensando en ella, en Hela, en lo poco que pudieron contarme de su muerte. Pase años...culpándome, ese día, cuando partieron a Estonia, yo me dedique a torturar a aquel alemán, exigiendo respuestas, respuestas que me dio tarde, comento que la sangre Petrov era difícil de derramar, eso llamo mi atención, desvié la dirección de mis preguntas y soltó aquel nombre, "Erlick es el que tira de las cuerdas", fue como si una bomba me estallará en el rostro, Erlick, sí Erlick estaba vivo no tardaría en dar con ellos, intente advertirle, la comunicación estaba dañada, llegue tarde, y eso no me dejaba respirar, ver como todos en esa casa se destruían no me dejaba vivir, sentía que era mi culpa, ver a Airón, Alek, destruirse, perdiéndose por la partida de Hela cuando pude advertirle era arrancarme el corazón a sangre fría una y otra vez, así que hui, volví a Ibiza tome mi tiempo, me aislé por meses hasta que decidí debía seguir, mantenerme ocupado para no pensar, para no...para no sentir y funciono.

Me estacione fuera de mi casa esperando unos segundos admirando la belleza de la luna para bajarme y caminar hacía mi pórtico silbando de forma melodiosa una canción que tocaban en la radio, entre sacándome la chaqueta, zapatos y lanzando mis llaves a una repisa, encendí el parlante colocando una música que mantuviera mi mente distraída y me dirigí a la cocina donde tenía un enredo de cables, hace un par de años esto se volvió rutina, debo admitir que espero con ansias el termino de semana para responder a su llamada.

Detrás de la mira. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora