Capítulo 21. El invierno

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No terminaba de creer que el frío de Nueva York fuera tan parecido al de Londres, en mi imaginación siempre me pareció tan distinto que no llegaba a acostumbrarme. Un abrigo rojo y una bujanda negra eran lo adecuado para llevar por la noche en el centro. Nash me pasó a buscar con su coche, y para mi suerte, tenía encendida la calefacción.


- Menudo frío, creo que no siento los dedos de los pies.- Dije desabrochandome el abrigo.


- Eso es buena señal.- Nash colocó un pulgar arriba y emprendió el camino hasta el restaurante al que iríamos a cenar.


El establecimiento era muy lujoso, tanto que agradecí haberme arreglado lo suficiente como para no quedar demasiado mal. No entendía por qué no podíamos ir a un burguer, porque la verdad es que me moría de ganas por tomarme una hamburguesa con doble de carne y triple de queso. Y sin embargo, me pusieron un plato diminuto, y me entraron ganas de llorar y maldecir al mundo. Podría estar empezando una carrera como modelo, pero jamás dejaría de comer lo que me gustara, aunque tuviera que volver a mi vida normal. A lo último que renunciaría sería a la comida.


- ¿Qué tal con Dylan?- Había acabado mi plato hace cinco minutos, y me lo habían traído hace seis.


- Bien, como siempre.- Nash intentó evitar mi pregunta, y el muy estúpido pensaba que no me daría cuenta. Se equivocaba.


- Ya sabes a lo que me refiero, no te hagas el idiota y contesta.- Susurré apuntándole con el tenedor a la cara.


- La verdad, no lo se. A veces pienso que me manda indirectas, pero hay otras veces que parece un amigo del montón, como tú y yo ahora mismo. Me desespera no poder saber si podré tener algún tipo de oportunidad.


De repente lo ví. Casi me da un paro cardíaco, pero aún así intenté disimular lo mejor posible para que Nash no se diera cuenta. Era Dylan. Dylan y otro jodido chico. Sólo podía verle yo, porque Nash estaba de espaldas a él, pero yo estaba de frente.


- ¿Estás bien Anna? Parece que acabas de ver un muerto.- Si tu supieras...


- Uy sí sí, estoy estupendamente, es que creo que tengo una araña en el pie, y me dan mucho miedo las arañas.- Menuda mierda de excusa había ido a poner, pero yo siempre había sido pésima con las mentiras, y no iba a empezar a ser buena de la noche a la mañana.


- Déjame que mire.- Nash se agachó por debajo de la mesa, y menos mal que no vio a Dylan y a su acompañante pasar a escasos centímetros de nosotros.


- ¿Anna? ¡Hola, cuanto tiempo sin vernos!- Mierda, Dylan se había dado cuenta de que estaba allí. Notaba como Nash intentaba salir para ver quién me estaba hablando, pero yo se lo impedía poniendo mis piernas en sus hombros y haciendo fuerza.


- Muchísimo.- Sonreí nerviosa, pero él pareció no darse cuenta.


- Te he visto últimamente en las revistas y en la televisión. Me alegra tu éxito, te lo mereces.- Miré al acompañante de Dylan con cierta curiosidad. Un chico guapo.- Oh, siento ser tan maleducado, este es Steve, mi- Nash consiguió salir de debajo de la mesa, mirándome con enfado. Su expresión cambió por completo al ver a Dylan y su algo.

Guerra de viners (Jerome Jarre, Cameron Dallas, Nash Grier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora