Capítulo 11. Me gusta ir despacio

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La comida trascurrió rápido. Skylynn no paraba de preguntarle cosas a Dylan sobre sus gustos, si tenía novia, si no le importaba salir con una niña 16 años más pequeña que él... Una niña muy discreta. Yo, al igual que Jerome, me dedicaba a escuchar su conversación y a intentar que no me diera un ataque de risa, fracasando estrepitosamente. Nash y Cameron no habían venido a comer, se habían ido a un centro comercial solo para jugar en los recreativos.

Las cosas con Jerome no podían ir mejor. Parecía que eso de ser amigos lo llevábamos bastante bien, o eso pensaba. Simplemente nos lanzábamos sonrisitas y de vez en cuando nos dábamos patadas por debajo de la mesa como los niños pequeños.

- ¿Qué os parece si esta tarde nos vamos los cuatro a un centro comercial que está a dos manzanas de aquí? - A todos nos había gustado la idea de Dylan, así que entre todos recogimos la mesa, fregamos la vajilla y emprendimos el camino hacia el centro comercial.

El centro comercial de allí no era como los que hay en Londres, aquí cabía sin exagerar el doble de gente, pero tampoco le presté mucha atención, terminaba siendo un simple centro comercial como otro cualquiera. Skylynn y yo sobornamos a los chicos diciéndoles que si nos dejaban elegir las tiendas de ropa, más tarde iríamos a un mc'donalds a cenar. Ellos aceptaron sin pensárselo dos veces. A Skylynn y a mi nos gustaba casi todo lo que veíamos, pero lógicamente no lo podíamos comprar todo. Decidimos mirar todas las tiendas y al final de la tarde comprar lo que más nos hubiera gustado.

-Me gusta el Newyorker, así que vamos.

-Pero Skylynn, las cosas de allí a ti no te valen.- Dije con una sonrisita burlona

- Pero las camisetas que haya me las pongo a modo de vestido.

-Buen truco.- Chocamos nuestras manos y arrastramos a Dylan y a Jerome dentro de la tienda. Estaba llena de ropa a mi gusto, muy bonita y creativa. Podría vivir en esa tienda toda mi vida. Pero lo que más me llamó la atención fue un conjunto de una camiseta color tierra que tenía la frase "hello darling" estampada, y unos pantalones largos de cuero negro. Lo estuve mirando por largo rato, y luego nos tuvimos que ir porque tenía que acompañar a Skylynn a la zapatería de niños para mirar cosas que de verdad la valieran. Finalmente, nos terminamos dividiendo en dos grupos, Jerome y Dylan por un lado, y Skyllyn y yo por el otro. La tarde se pasó rápido, aunque finalmente no compramos nada de ropa. Cogí mi movil y marqué el número de Jerome. Dos toques después, contestó.

- Hey Anna, como nos lo habíais prometido, estamos haciendo cola en el mc'donalds que está al lado de la entrada del centro.

En 5 minutos ya estábamos con ellos esperando nuestro turno para coger nuestros pedidos. Entre todos decidimos cogerlo para llevar, y en el camino parar a alquilar una película para verla todos juntos en casa. Lógicamente, Skylynn discutía con nosotros porque ella quería ver una película de un caballo que tenía cáncer, y no os lo tomeis a mal, pero no me apetencia ver a un caballo moribundo y a su dueña toda la puta película llorando porque no podían hacer nada por él. Además, ¿los caballos podían tener cáncer? Hubo muchas discursiones, pero al final cogimos "scooby-doo", porque si no Skylynn nos iba a amenazar tirarse por la ventana o algo así.

La película me estaba aburriendo más de lo que creía que me iba a aburrir, y a ese paso la que se tiraría por la ventana iba a ser yo. Lo único bueno habían sido las hamburguesas, y se habían acabado hace tiempo. Como mi madre siempre decía, lo bueno siempre acaba pronto. Que razón tenía.

-Anna, ¿puedes venir un momento? tengo que enseñarte una cosa.- Según Jerome había pronunciado mi nombre ya estaba de pie. Prefería hasta ir a una convención de fans de star wars antes que quedarme viendo a el perro ese hablando.

Guerra de viners (Jerome Jarre, Cameron Dallas, Nash Grier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora