Capítulo 18. Noches para recordar

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- Hey Nash, ¿cómo tú por aquí?- Me agarró la mano para bailar, mientras Ed se perdía entre la multitud.

- Ya ves, quería saber de tu vida, porque hacía tanto tiempo que no te veía que ya pensaba que habías crecido y todo...

- Ja, ja. Pues para que lo sepas, tengo la estatura media para mi edad.- Le saqué la lengua.

- Sí sí, medianamente baja.- Le dí un capón, y él se restregó la nuca mientras fingía una mueca de dolor.- ¿ Qué tal todo por tu nueva casa? Veo que por lo demás te va bastante bien.- Dirigió su vista por el local abarrotado de gente.

- No me puedo quejar, ayer Leonardo Di Caprio me acompañó a casa en su Ferrari mientras sus esclavos me abanicaban con unas ramas de palmera.

- Siempre me imaginé la vida de Leonardo de esa manera, llámame loco.

- No estás loco, simplemente eres un desviado mental enmascarado en este mundo, y nadie se ha dado cuenta aún.- Le guiñé un ojo con aire de complicidad.

- En realidad no he venido aquí para ver cuanto medías Anna, es importante, será mejor que vengas.- Me cogió de la mano y me llevó hasta uno de los sofás apartados de la multitud. Yo me imaginaba lo peor.

¿Y si Cameron había tenido un accidente de coche al volver a casa el día que nos volvimos a besar? ¿Y si Jerome había dejado embarazada a Marua y ahora iban a ser papás? ¿ Y si a Skylynn la habían secuestrado? Las manos me comenzaron a sudar descontroladamente y la cabeza me daba vueltas. Un sentimiento de culpabilidad invadía todo mi cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, ya que puede que me hubiera alejado de todo desde los EMA'S, y ni siquiera estaba mostrando agradecimiento alguno por las personas que me habían ayudado a llegar a la fama.

Nash pasó una mano en frente de mi cara varias veces.- Tierra llamando a Anna, ¿estás bien? Llevo intentando hablar contigo desde hace unos quince minutos pero te has quedado en estado de shock. 

- Lo siento Nash, es que sinceramente me imagino lo peor cuando me has dicho que tienes algo superurgente que contarme. Bien, soy toda oídos, pero antes prométeme que no me va a dar un paro cardíaco.- El me sonrió.

- Bueno puede que te de un pequeño paro, sí, pero espero que no te lo tomes como algo malo...- Este chico se iba por las ramas.

- Vale Nash, aprovecha ahora que no estoy en las nubes y dime que te pasa.- Entonces lo vi, bueno, no del todo pero algo me sospechaba. El problema iba sobre él, yo lo sabía, a pesar de la falta de luz en el local veía sus mejillas rojas como tomates.

- Me da vergüenza Anna, en serio, promete que no te vas a reír y que no vas a hacer un mundo de todo esto. Es nuevo para mí y vas a ser la primera persona a la que se lo cuente...- Como no me lo contara pronto iba a coger una botella de ron y se la iba a estampar en la cabeza, pero todo con mucho amor y comprensión.

-¡NASH SUÉLTALO YA!- Le dije mientras agitaba su cuerpo con mis manos agarrando sus hombros.

- ¡ME GUSTA ALGUIEN!- Dijo igual de alterado que yo.- Pero.... es un chico Anna, me gusta un chico.- ¡Lo sabía! Una gran parte de mi cerebro lo estaba gritando a pleno pulmón desde que habíamos empezado esta conversación.

- Ajá...- Dije intentando parecer desinteresada, como si fuera lo más normal del mundo, y es que lo era.

Una persona tenía derecho a enamorarse, ya fuera con un hombre, una mujer o con su perro. Las personas podrían dirigir bancos, un equipo de fútbol o incluso un país entero, pero nunca podrían gobernar sobre el amor. Hay gente que se levanta por las mañanas pensando que le gustan las personas de distinto sexo, hasta convencidas, y es entonces cuando llega una persona que cambia los esquemas y acaba con ellos. Llega alguien que te hace ver el mundo de forma distinta, de forma mejor, y es así cuando descubres que con esa persona (que puede ser de tu mismo sexo) te sientes bien y te gusta esa sensación y quieres mantenerla todos los días de tu vida.

Guerra de viners (Jerome Jarre, Cameron Dallas, Nash Grier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora